Rosario: Recrearon el rostro de Belgrano y lo expondrán en el Monumento

Es un retrato digital que se basó en apuntes de su médico personal y relatos históricos y que reconstruyó un equipo de profesionales.

El general Belgrano era de regular estatura, pelo rubio, cara y nariz fina, color muy blanco, algo rosado, sin barba; su cara era más bien de alemán que de porteño”. La descripción corresponde a José Celedonio Balbin, un comerciante que conoció de cerca al creador de la bandera nacional y en 1860 escribió dos cartas al general Mitre con detalles sobre la personalidad de Belgrano.

En esa breve descripción, en los apuntes de su médico personal y en los relatos históricos de Bartolomé Mitre se basó el diseñador y artista visual Ramiro Ghigliazza, junto a un equipo que incluyó historiadores y fotógrafos, para reconstruir el retrato digital del prócer que se descubrirá durante la semana del 20 de Junio, en un acto virtual acorde a los tiempos de pandemia que tendrá al Monumento como escenario. La imagen muestra el rostro de un hombre, con cabellos inquietos y ojos húmedos, lejos muy lejos del frío bronce de los próceres.

No es la primera vez que Ghigliazza se pone al frente de la reconstrucción de los rasgos de un prócer, ya lo había hecho el año pasado con José de San Martín. El retrato del Padre de la Patria, instalado en la Cámara de Diputados de la Nación y en el convento de San Lorenzo, recibió una distinción en el Congreso, un reconocimiento del Instituto Nacional Sanmartiniano y llegó el 19 de diciembre a manos del presidente Alberto Fernández.

Este año, el Concejo aprobó una iniciativa de la radical María Eugenia Schmuck para encargar un retrato digital de Belgrano, en el marco del año belgraniano. El proyecto es parte de los homenajes previstos cuando se cumplen 250 años del nacimiento y 200 de la muerte del creador de la bandera.

“El objetivo es ponerle corazón a los próceres y, en el camino, descubrimos pequeños detalles de su rostro que resultan muy interesantes”, señala Ghigliazza sentado en el estudio ubicado en la planta alta de su casa de Pueblo Esther, con una ventana enorme que al río.

En el monitor de la computadora muestra las 39 versiones de un Belgrano de cuarenta y pocos años, retratado de medio perfil. La imagen final se estrenará durante la semana de la Bandera, en un acto que se transmitirá por la Televisión Pública a todo el país. Hasta entonces, resulta una incógnita. En el escritorio, impresa, reposa la penúltima prueba, cruzada por algunas marcas en los ojos, la nariz y los pómulos que indican los retoques pendientes. Los trazos son propios de un cirujano plástico.

El trabajo en realidad tiene mucho de artesanal. “Es como moldear en barro”, apunta.

Manuel Belgrano era un hombre pulcro y muy cuidadoso de su imagen. Algunos historiadores lo definen como “un dandy”. Sin embargo, no tiene muchos cuadros que lo retraten, a diferencia de otros próceres como San Martín, por poner un ejemplo. El más conocido, ese que está presente en los textos escolares, fue realizado en Londres por el artista francés Francois Casimir Carbonnier, para quien posó durante su misión diplomática en la capital inglesa.

Para el doctor en historia Miguel de Marco (hijo), las pocas imágenes que existen de Belgrano hablan también de su tiempo y de su vida. “Belgrano murió en 1820 y San Martín en 1850. Belgrano vivió más en un tiempo que era más siglo XVIII y murió en una provincia lejana del sur. En cambio, San Martín vivió y murió en Francia, centro cultural que experimentaba grandes adelantos en el arte del retrato”, afirma y comenta “¿En que momento de su ajetreada vida el pobre Belgrano pudo sentarse a que lo retrataran? Sólo en Londres, cuando estaba participando de una misión diplomática”.

De esa contingencia surgió el cuadro donde el creador de la bandera posa sentado, de medio perfil, con las piernas cruzadas y pantalones color claro que varios historiadores y Manuel Belgrano (el chozno) consideraron que mejor encajaba con los testimonios de los contemporáneos del prócer.

Entre otros, el libro de Daniel López Rosetti donde se reproduce la historia clínica del prócer. “Examen físico: estatura media, delgado, tez blanca rosada, pelo rubio, ojos azules. Perfil personal: persona disciplinada, aplicada, hiperactiva, exigente, con condiciones de liderazgo, duerme pocas horas y tiene la voz aflautada. Antecedentes: 1804 sufrió de depresión y sífilis, de 1813 a 1815 paludismo y en 1813 hematemesis”.

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