Internet y redes sociales: la cultura digital se resignifica en tiempos de pandemia

Desde la implantación del aislamiento obligatorio, las herramientas tecnológicas se han convertido en nuevos lugares para tertulias digitales, reuniones laborales y sobre todo como un ámbito para paliar la soledad que provoca el estar todo el día en el hogar.

En tiempos de cuarentena, internet parece ser el territorio para el encuentro social y laboral, así como el acceso a la información o consumos culturales y frente a los vaticinios más alarmistas su uso no está al borde del «colapso», aseguran los especialistas Luciano Galup, Irina Sternik y Natalia Zuazo quienes advierten la importancia de contribuir a un «consumo responsable» y se preguntan por las prácticas que quedarán instaladas en el universo virtual tras la pandemia.

Aliadas claves en la reclusión hogareña, las redes sociales protagonizan un papel singular en el contacto con el mundo exterior pero ¿creció por igual el uso de las redes sociales con la cuarentena?

Sternik, Galup y Zuazo aseguran a Télam que el consumo se parece al de un «día de lluvia».

La periodista especializada en cultura digital, Irina Sternik, explicó que todavía «no está desglosado de qué manera aumenta el uso de las redes pero aumentó todo en un gran porcentaje, en especial el uso de video, videojuegos y streaming. Son datos que aportan las telefónicas y el Enacom. En España acaban de publicar que desde que comenzaron la cuarentena aumentó un 55% el uso de redes en general y un 23% de twitter en particular».

Por su parte, Luciano Galup, especialista en medios, comunicación política y análisis de datos, explica que «estamos descubriendo redes de teletrabajo o de reuniones virtuales que no las teníamos tan en agenda y nos traen no solo a contactos, sino familia, afectos, amigos. Zoom o Skype son el gran descubrimiento de todo esto en Argentina porque pusieron al descubierto la posibilidad de cercanía que permiten sus plataformas».

Natalia Zuazo, especialista y consultora en comunicación política digital y regulación de tecnologías, señaló que «hay distintos transmisores de información. El presidente de la Cámara argentina de Internet dijo que el uso es estable; la semana pasada había aumentado un 15 % el tráfico».

«Son números altos pero similares a los de un fin de semana de lluvia», grafica por su parte Galup y Sternik aconseja que «si bien internet en Argentina está lejos de colapsar, es un recurso que debemos cuidar».

Navegar de manera responsable
Por eso, los tres especialistas coinciden en la importancia del consumo responsable de internet, tal como sugirió el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), con la incorporación de algunos hábitos que van desde abandonar el reenvío indiscriminado de memes, videos hasta chequear información para no contribuir a la «infodemia», que supone la difusión de noticias falsas sobre la pandemia y que generan angustia y paranoia.

«Obviamente siendo la única forma de contacto con el mundo exterior, con consumos culturales lo recomendable es reducir al mínimo el uso de consumo superficial, evitar enviar millones de videos, no dejar prendida Netflix si no lo estas viendo, evitar escuchar música por youtube porque el consumo de música si es a través de plataformas de video utiliza más la red pero todo sin entrar en pánico», aconseja Galup.

«La última milla, que es como se llama el acceso que tenemos desde nuestras casa, se congestiona si todos estamos usando al mismo tiempo lo que más recursos de internet consume: o vemos Netflix o Youtube, transmitimos en vivo por Instagram o por Twitch. No abusar del envío de videos, imágenes, videoconferencia por cualquier cosa, que en otra situación, no es algo que haríamos», sugiere Sternik.

Zuazo agrega como recomendación «bajar los contenidos a la compu para verlo después en vez de estar haciendo streaming y que las descargas sean en 720» y recuerda que «Netflix hizo acuerdos en casi todos los países para bajar la calidad de los contenidos, lo que seguro ayudó mucho en la última semana».

El uso de plataformas más desconocidas, reuniones virtuales, videollamadas con seres queridos, trabajo desde el hogar, la cuarentena impuso una dinámica en la que el territorio digital mostró con toda su potencia la fuerza de su inmensidad de opciones, por lo que será «interesante ver qué ocurre con los escenarios posteriores» -reflexiona Zuazo-, por ejemplo «si algunas empresas implementan un teletrabajo más permanente, si los proveedores invierten para eso».

En consideración de Galup, el protagonismo de internet y las redes ponen en el centro una «dicotomía», ya que se trata «de una herramienta de sociabilización importante y también de distintas ansiedades y estrés».

A su entender «hay una paradoja porque en un contexto de aislamiento, de cierta soledad y falta de conexión con amistades, afectos y la sociedad en general son un colchón sobre el cual recostarte y al mismo tiempo una fuente de distribución de información falsa y ansiedades. Es la primera pandemia en la era de las redes, lo que nos requiere aprender cómo vincularnos con información todo el tiempo».

Para Zuazo, la infodemia no llegó con el coronavirus: «existía antes y va a seguir existiendo después» y el ejercicio personal debería ser «no compartir información no chequeada».

«El problema no son las redes sociales, también los medios de comunicación tienen información contradictoria. Cada tanto se ponen de moda palabras como fakenews o posverdad y ahora las relacionamos a las redes sociales que si bien tienen una parte de la responsabilidad, no son las únicas», explica y advirerte que «tenemos una nueva situación de oferta y demanda de información».

«La gran cantidad de ´información´ disponible en formato de meme, video, audio, infografía, y entre todo eso, un gran porcentaje de fake news. Si bien es una batalla difícil de ganar, así como acudimos al distanciamiento social para no contagiarnos, mi consejo es pensar mucho antes de enviar algo. Las redes contribuyen a esta infodemia pero los usuarios tenemos que tener cuidado, porque al virus y a la desinformación, la vamos a combatir entre todos», considera Sternik.

Lo grave de esta circulación voraz de desinformación es «cuando pone en riesgo la salud de las personas, la física y a la mental. La información que genera estrés, ansiedad es muy riesgosa en contextos de aislamiento» argumenta Galup, quien sostuvo que a diferencia de otros países donde no se «tomaron medidas rápido ni mostraron unidad en sus gobernantes», Argentina tiene una comunicación oficial que «genera confianza y sirve mucho para contrarrestar la información que circula».

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