Viña del Mar se tornó un dolor de cabeza para el presidente Piñera

La policía chilena reprimió nuevas manifestaciones en las cercanías de la Quinta Vergara, sede del festival de Viña del Mar que, como en noches anteriores, estuvo repleto de referencias al estallido social y el plebiscito constituyente que celebrará el país. Mientras, desde la galería, el público gritó consignas y cánticos alusivos.

Unas 400 personas se reunieron y pacíficamente cantaron consignas y repartieron volantes en la Plaza Vergara, en el centro de Viña del Mar, apenas a dos cuadras de la sede del certamen, en el acceso donde el público iba llegando.

Pese a que no cortaron el tráfico ni generaron disturbios, Carabineros realizó diversas incursiones en la plaza para, primero, realizar controles de identidad a las personas congregadas, en su mayoría jóvenes, y posteriormente para disolver la protesta alegando que no estaba autorizada. Luego, la policía ingresó a la plaza para realizar detenciones arbitrarias a al menos siete personas.

Escuadrones de agentes antidisturbios a pie custodian toda la zona cercana a la Quinta Vergara, mientras carros blindados, furgones y autobuses circulan para entrar en acción en cuanto sea necesario. Los carros lanza-agua y lanza-gases se reparten por las calles aledañas al festival de la canción y brigadas de docenas de motoristas circulan sin cesar por los alrededores de la zona donde se congregan los manifestantes, los que son grabados desde al menos dos drones que sobrevuelan sin cesar el lugar.

El inusual despliegue se produce mientras el festival se transforma cada vez más en un dolor de cabeza para el presidente chileno, Sebastián Piñera, por el fuerte tono de política contingente que adquirió desde el primer día, cuando tanto los artistas participantes —entre ellos el puertoriqueño Ricky Martin— y el público se manifestaron en contra de la represión y a favor de las protestas.

El descontento expresado en las galerías y la solidaridad de los artistas participantes con los reclamos se produce en momentos de enorme polarización en el país vecino y mientras la agenda política está copada por el Plebiscito 2020, en el que los chilenos decidirán si quieren una nueva Constitución y la composición del órgano que deberá redactarla.

«Me encanta este #ViñadelMar2020 reivindicativo», comentó en las redes el cantante español Alejandro Sanz, que ha sido parte del festival en otros años y que se encuentra en el país sudamericano para realizar dos conciertos.

Otra ascendente figura del pop, Mon Laferte, realizó una de las presentaciones más esperadas del festival. La artista subió al escenario a un amplio grupo de mujeres, cantoras, cuequeras: «Hoy cantamos más fuerte, contra la muerte, todas» entonaron a coro, varias de ellas muy emocionadas.

El mensaje tuvo especial resonancia de cara a la marcha y huelga feminista programada para el 8 de marzo en Chile y que se plantea como el inicio de un nuevo ciclo de protestas y manifestaciones en el país.

«Un día me enteré por las redes de un comunicado de Carabineros de Chile donde le pedía a la Fiscalía citarme a declarar», expresó Mon Laferte desde el escenario. «Al principio pensé que era una broma. Desde entonces hasta hoy he estado con mucho miedo. ¿Puede ser un delito expresar una opinión?», preguntó sobre el escenario.

«Noooo», respondió el público.

«La verdad he estado muy asustada. Y también me he sentido supervaliente», afirmó la cantante.

El miércoles el show incluyó al grupo de humoristas «Fusión humor». Por unos segundos los artistas se pararon frente al público tapándose uno de sus ojos, en señal de protesta por las más de 400 personas que han sufrido daño ocular por la feroz represión durante el estallido social.

Una supuesta censura al grupo despertó al «monstruo», como se conoce al público, que no paró de abuchear durante alrededor de una hora.

Todo ocurrió cuando, tras más de una hora de espectáculo, y pese al pedido del público, no fueron invitados a continuar con el show, a modo de bis, y la emisión televisiva se fue a la tanda de publicidad.

En una rueda de prensa posterior el grupo aclaró que se trató de un tema de programación y negó cualquier acto de censura.

Banderas mapuche, pañuelos verdes y morados, puños en alto, camisetas con mensajes políticos, gestos del público y artistas reivindicando el derecho a manifestarse. Cánticos contra la policía y el presidente Sebastián Piñera.Todo eso reúne el presente certamen de Viña.

Lejos de funcionar como escape o distracción de las tensiones y demandas de cambio que experimenta Chile, y pese a las medidas tomadas por la organización y las autoridades, desde su inauguración el pasado domingo, el popular festival ha servido de reflejo y amplificador de la crisis que vive el país en los días previos a un mes de marzo que se anticipa «caliente».

Aunque se restringió el ingreso de pancartas a la Quinta Vergara, donde tiene lugar el festival, y la dirección televisiva ha optado por disminuir la transmisión de imágenes del público, los mensajes referidos a la crisis se han hecho oír desde la noche misma de la inauguración, mientras las fotos de carteles de protestas y los videos del público coreando consignas contra las autoridades han circulado ampliamente en redes sociales.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *