Falleció en Milán a los 84 años la italiana Carla Fracci, ícono en el mundo del ballet.

Era considerada la «prima ballerina assoluta» en su país. Había encarnado las obras más importantes y compartió escenario con las figuras más destacadas de la danza clásica.

La más importante bailarina clásica italiana contemporánea, Carla Fracci, única con una categoría indiscutida de «prima ballerina assoluta», falleció a los 84 años su ciudad natal, víctima de un cáncer, según informó la prensa de su país.

Fracci se mantuvo activa mientras tuvo fuerzas y hasta hace muy poco, cuando el francés Manuel Legris, director artístico del ballet del Teatro alla Scala, la invitó a impartir unas lecciones magistrales a sus bailarines sobre su más estilizado rol romántico: «Giselle», con coreografía de Jules Perrot y Jean Coralli.

Antes, en 2014, en la Plaza Antigua de la Catedral de la comuna de Oria, había encarnado el dramático personaje de Artemisia Gentileschi en un largo ballet experimental en el que demostró no solo estar en una espléndida forma física sino su voluntad de aceptar comprometidos retos nuevos.

Siempre se mostró orgullosa de sus orígenes humildes, como hija de un conductor de tranvías que amaba la música: Carla y su hermana tuvieron todas las facilidades para estudiar ballet y música en los tiempos ásperos posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

Se diplomó en 1954 en la Escuela del Teatro alla Scala, cuando encarnó a la Dama de «El espectro de la rosa», de Michel Fokine, y, siendo apenas una solista de fila, en 1956, sustituyó a Violette Verdy en «La Cenicienta», y en el verano siguiente fue elegida para participar en el Festival de Nervi, junto a divas consagradas como Alicia Markova.

El crítico de The New York Times Clive Barnes la apodó «La Eleonora Duse de la danza» y, cuando el realizador italiano Renato Castellani filmó para la televisión la vida de Giuseppe Verdi, llamó a Carla para el papel de Giuseppina Strepponi.

En tanto el estadounidense Hebert Ross decidió que fuera su estrella en el filme «Nijinski» (1980).

Pocas de las grandes bailarinas del siglo XX como ella tuvieron tantos y tan importantes ocasionales partenaires: Erik Bruhn, Rudolf Nureyev, Vladimir Vasiliev, Mario Pistoni, Mijaíl Barishnikov, Jorge Esquivel, Gheorghe Iancu, Paolo Bortoluzzi, Paul Chalmer y el español Antonio Gades, entre otros.

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