El Presidente debería retomar el discurso que lo llevó al poder Alberto Fernández, frente a banderazos externos e internos autor Por María Herminia Grande
El gobierno argentino obtuvo en los últimos días dos logros muy importantes para el país: acuerdo con los bonistas para evitar el default y la fabricación de la vacuna anti Covid-19. Este haber naufraga ante otras incertidumbres que genera el mismo gobierno. Ambos logros se diluyeron en medio de un humor social en el cual predomina el inconformismo, expresado en un cóctel económico-social dentro del envase de la inseguridad.
El Presidente lidia entre los banderazos externos y explícitos, especialmente de una clase media a la cual el laboratorio político aún no le dio respuestas; y los internos (léase suelta de presos, Vicentin, enmienda Parrilli) también explícitos y desgastantes.
Si la sociedad política que llevó a Alberto Fernández y Cristina Kirchner a gobernar Argentina en el 2019 fuera de carácter comercial, ante resultados no óptimos (caída en las encuestas) se impondría un cambio de estrategia. Como esto es política, se impondría un cambio de agenda.
El Gobierno en estos últimos días ha generado otro cambio de gabinete. Reemplazó al inexistente secretario de Energía, Sergio Lanziani. Reubicó a esta Secretaría dentro del área de Economía, al considerar que los subsidios definen la situación fiscal, el precio a la producción interna, la balanza comercial y el flujo de dólares. Los entendidos observan como auspicioso que un neuquino, Darío Martínez, haya sido designado en el cargo porque observan que es centrar la política a desarrollar en esta área donde está Vaca Muerta. Como en otros sectores, aquí también se deben definir políticas claras y no debieran gravitar las internas.
Al igual que lo acontecido con los planes reactivadores presentados por los sectores agroindustrial y mineros, para colaborar en la difícil coyuntura, el sector de los profesionales de Ciencias Económicas está ultimando un proyecto de simplificación tributaria, que en breve será acercado a consideración del Congreso y el Presidente. La Federación presidida por el Dr. Silvio Rizza está abocada en forma interdisciplinaria a trabajar en cambios en el corto y mediano plazo. En el corto plazo se proponen modificaciones urgentes en Ganancias: mejorar deducciones personales (mínimo no imponible), equiparar a los autónomos con los asalariados, gravar los conceptos no remunerativos del sector público, eliminar el tope de deducción de donaciones, permitir el cómputo de ajuste por inflación en un solo ejercicio. Establecer un puente entre monotributistas y contribuyentes de Ganancias. En los impuestos provinciales, eliminar los regímenes de recaudación anticipada (retenciones y percepciones). Devolver en forma inmediata los saldos a favor de los contribuyentes. Aplicar en forma estricta y sin dilaciones el consenso fiscal. En Bienes Personales disminuir las alícuotas y contemplar pasivos. Reducir gradualmente el impuesto a las exportaciones. En cuanto al mediano plazo: reformar la ley de Coparticipación a los efectos de simplificar la cantidad de tributos, sustituyendo ingresos brutos por un impuesto en la etapa minorista. Eliminar el impuesto a las exportaciones.
Con respecto a la reforma judicial, podríamos titular: “Otra reforma que cae presa de la grieta”, fundamentado en que si bien nadie duda sobre la necesidad de una reforma cuantitativa y cualitativa, una vez más hay que distinguir la mirada de CABA con el interior del país. Por empezar los miembros de la Justicia Federal del interior del país entienden que la reforma es totalmente necesaria y representa una mejora, un fortalecimiento producto de la multiplicación de juzgados, fiscalías y defensorías que se crearían. En la Justicia Federal santafesina, por ejemplo, hace 30 años que no se crea un juzgado nuevo en Rosario. Si a esta reforma se la complementa con la implementación del sistema acusatorio, las voces de la justicia federal del interior la consideran excelente. Pero, aquí la grieta. Puertas adentro todos los integrantes de la Justicia Federal, salvo CABA, quieren la reforma. La letra de la misma no consolida los argumentos de quienes la rechazan. Los que se oponen lo hacen fuera de la letra de la ley. Salvo la cláusula Parrilli que ha sorprendido al propio Presidente, quien al mencionarla dijo “es casi ociosa”. La senadora Sacnun ratifica: “La citada cláusula no va contra la libertad de expresión e investigación periodística, sino contra la maquinaria mediática que representa fuertes intereses económicos. La independencia de los jueces debe serlo tanto del poder político como del económico y mediático. Ahora bien, los magistrados tendrán que denunciar y dar prueba de ello. El accionar del periodismo está resguardado por los pactos internacionales y la propia Constitución Nacional”. Y afirma que “el dictamen está en condiciones de ser llevado al recinto esta semana”.
En Diputados consideran que los números a hoy serían los siguientes: 117 diputados del oficialismo, más 6 del bloque de Ramón, más 1 del bloque de Sapag: da un total de 124. La oposición contaría con 131 votos. La diferencia estaría en 5/7 votos. Las distintas voces consultadas aseguran que de ninguna manera esta reforma será de tratamiento rápido en Diputados. Es más: esta semana o la próxima la agenda marca el tratamiento del proyecto de aumento de multas y sanciones a la pesca ilegal en el Mar Argentino; y el tratamiento urgente de la Ley de Turismo.
La profesora María Cristina Gómez, de “Argentinos por la Educación”, me decía: “El mundo está demandando muchos millones de puestos de trabajo, para los próximos 25 años. ¿Cuáles serán las oportunidades de nuestros chicos sin acceder a una educación que los prepare para ese mundo? No vale llorar por los trabajos que se pierden por la tecnología, tenemos que trabajar para ganarnos los nuevos puestos de trabajo que ha multiplicado. Hoy el mundo ha cambiado, la escuela también debe cambiar, y ver como pasamos de la pizarra al cuaderno y del cuaderno a la computadora”. ¿Están nuestros dirigentes trabajando por este futuro que ya llegó?
El Presidente debería retomar el discurso moderado, sobre ética, moral, libertad y justicia que le permitió llegar a votantes ávidos de tales concreciones, así como también retomar el necesario camino de la concertación y el diálogo.