EL DESCUBRIMIENTO.
Los dos hombres se miraron con detenimiento, como si sus ojos se cruzaran por primera vez, víctimas de una percepción nueva, una experiencia que los mantenía sorprendidos y atrapados en la retina del otro, fijos en el encuadre. La imagen era una desnuda revelación, un fidedigno detalle que les brindaba el frente a frente, una visión realista, un hechizo que descubría los secretos y escudriñaba los rostros iluminados por los reflejos de luz.
El hombre de espaldas se tocó la barbilla y rozó sus dedos en la piel porosa de su cara, esforzándose por ofrecer una sonrisa al espejo, pero esa mañana, el cristal le devolvió un rictus subrayando las arrugas y una mirada con destellos de cansancio que escapaba en transparente ilusión, entonces, suspiró resignado, debía aceptar que la juventud era un mágico recuerdo, un suspiro, una fotografía perdida.
*Lilian Cheruse, Ed. Cuenta Conmigo.2010 / MR Servicios Audiovisuales