No hubo persecución.
Mariano Nicolás Melgarejo tenía 15 años. Le gustaba andar en moto y tenía una propia que le había regalado su madre. Pero la madrugada del jueves salió en una que está a nombre de su abuela, una Honda Falcón de 400 centímetros cúbicos. Fue a buscar a su novia Samara, de 18, que vive en la zona de Schweitzer y México, y cuando iban por Juan B. Justo al 7600 impactaron contra un móvil de la policía de Acción Táctica (PAT). Mariano falleció y Samara recibió algunos golpes pero quedó fuera de peligro. En la tarde del mismo jueves ya estaba acompañando a la familia de su novio y dispuesta a contar su versión. Es que el relato policial indicó que todo comenzó con una persecución cuando los jóvenes no hicieron caso a la voz de alto, y que el impacto fue por un cerrojo para detenerlos. La chica, en cambio, asegura que no hubo persecución y que la camioneta policial se les cruzó.
Según lo comunicado por Fiscalía el hecho fue cerca de las dos de la mañana del jueves. Esta versión indicó que un móvil de la PAT dio la voz de alto a la moto en la que iban los chicos, y que al no frenar se inició la persecución en la que intervino un segundo vehículo policial. «La misma concluyó en zona de Juan B. Justo al 7600, cuando por motivos que se tratan de establecer la motocicleta impacta con uno de los móviles policiales», dice el informe. La fiscal Valeria Piazza Iglesias, de la Unidad de Homicidios Culposos, ordenó el relevamiento de la escena del hecho para avanzar con el levantamiento de rastros, de cámaras de vigilancia y toma de testimonios para esclarecer lo ocurrido. El policía que manejaba la camioneta, suboficial Jesús Armando S., estuvo demorado para la realización de exámenes de alcoholemia, se le inició causa por homicidio culposo y recuperó la libertad por falta de antecedentes.
En la tarde del jueves la familia Melgarejo estaba reunida en el patio de su casa de Magaldi al 9700. Al desconsuelo por la muerte de Mariano se le había sumado la angustia por lo trascendido acerca del hecho. Samara, la novia del chico, desmintió que haya existido una persecución previa al impacto y aseguró que no estaban escapando de ningún hecho delictivo. «Él me fue a buscar a mi casa, y cuando estábamos volviendo por Juan B. Justo pasando el puente se nos asomó la chata de la policía. Veníamos a velocidad normal, estábamos pasando y se nos puso encima», contó la chica.
«Por el choque yo caí arriba de la chata, en la caja. No me dejaban levantarme y me decían que se lo habían llevado en otra ambulancia. Pero era mentira, estaba ahí en el piso, tirado con la moto», agregó Samara. La mamá de Mariano, Mayra, fue al lugar del hecho apenas se enteró. «Cuando llegué vi cómo estaba mi hijo incrustado en la chata, que no tenía patente porque la busqué y no la vi. El golpe más fuerte lo tenía la camioneta adelante», contó la mujer. Las pericias ordenadas por la fiscal intentarán esclarecer cómo fue la mecánica del impacto: si la moto chocó al patrullero y éste se encontraba detenido, o si el vehículo policial se interpuso en el recorrido de la moto.
Lo peor para Mayra, la muerte de su hijo, ya ocurrió. Pero vio que por delante tiene un camino largo por seguir. «Una vez que yo vele a mi hijo voy a hacer justicia. No me lo van a devolver, pero al menos para estar tranquila», dijo entre lágrimas. Lo primero que creyó necesario para emprender ese camino fue contar quién era Mariano, al menos para contrarrestar lo que se puede deducir la versión policial. «Tenía 15 años, no tenía antecedentes, iba a la Escuela 546, el único trayecto que tenía era a la casa de la novia, a la casa de la abuela y de ahí a mi casa», describió. Sabe que su hijo era menor de edad, que no tenía permiso para manejar y que tal vez a esa hora de la madrugada no debía estar en la calle. «Pero no por eso iba a ser un delincuente»,