Controversia tras la autopsia realizada sobre el cuerpo de Carlos Orellano

Las controversias que rodearon los momentos previos a la autopsia sobre el cuerpo de Carlos “Bocacha” Orellano, el joven cuyo cuerpo fue hallado en el río Paraná el miércoles 26 de febrero después de haber ido a bailar a un boliche de la Estación Fluvial el domingo anterior, continuaron al conocerse ayer a la mañana los informes preliminares de la necropsia realizada en el Instituto Médico Legal (IML). Todo lo que sucedió sobre la mesa de operaciones tuvo al menos dos lecturas con valoraciones contrapuestas. Mientras que Alicia Cadierno, directora del IML dijo que “no hay ningún elemento hasta ahora para afirmar que Orellano murió como consecuencia de golpes”; la perito de parte por la familia de la víctima, Virginia Creimer, infirió que el muchacho “pudo haber sido asesinado con una toma de arte marcial” denominada “mata león”. En ese sentido, la especialista dijo que el cuerpo “tenía un neumotórax y sangre libre en el pulmón izquierdo”, y pidió que los exámenes complementarios “sean realizados fuera de Rosario” debido a que existe “una connivencia entre el IML, los fiscales y algunos jueces” para encubrir lo que entiende fue un crimen. “Las impresiones iniciales confirman la hipótesis de una muerte violenta y una situación de homicidio”, aportó Salvador Vera, representante de la familia de la “Bocacha”.

   El lunes, día establecido la semana anterior para la realización de la autopsia de Orellano, se caracterizó por las encendidas declaraciones del padre de “Bocacha” y de la doctora Creimer, su perito de parte, quienes a las puertas del IML denunciaron que los fiscales Adrián Spelta y Patricio Saldutti impedían el ingreso de la forense bonaerense. En su denuncia, Creimer dio a entender que lo que estaba en juego era “el uso del bisturí” sobre el cuerpo a examinar. Sobre el mediodía del lunes, en una audiencia convocada en manera express, el juez de garantías Nicolás Foppiani habilitó a Creimer y a su equipo (tres profesionales) a presenciar la necropsia pero sin la posibilidad de tocar el cadáver. ¿Quién convocó la audiencia? Por el lado del Ministerio Público de la Acusación aseguran que fueron los fiscales; por el lado de los profesionales que rodean a la familia Orellano, dicen que fueron ellos. Ese es el nivel de entendimiento entre dos partes que deberían actuar de forma mancomunada ya que una debería apuntalar a la otra pero que en este caso parecen estar enfrentadas.

   Así, con 200 personas en la puerta del IML hasta entrada la madrugada de ayer, y tras la realización de una tomografía en el hospital Eva Perón de Granadero Baigorria, alrededor de las 19 del lunes comenzó la autopsia sobre el cuerpo de Orellano, operación que se prolongó durante algo más de cinco horas.

A la vista de todos

Anteanoche las puertas del IML en bulevar Avellaneda y 3 de Febrero se transformaron en una especie de round a cielo abierto en el que los contendientes fueron la querella, los fiscales y los forenses. Todo lo que sucedió puertas hacia adentro de la morgue rosarina tuvo afuera una explicación que una de las partes decía no comprender. Una vez que el cuerpo de “Bocacha” fue llevado desde el hospital Eva Perón de Granadero Baigorria donde se hizo la tomografía ampliada y quedó sobre una de las cinco mesas destinadas a la realización de autopsias, a la sala ingresaron al menos 16 personas entre los que destacaban Alicia Cadierno, con el patrimonio exclusivo del bisturí; Virginia Creimer, como perito de parte de la familia Orellano con su equipo de tres profesionales; y el cordobés Mario Vignolo, representante de los propietarios del boliche Ming. Las reglas de juego para la necropsia estaban bajo el Protocolo de Minnesota o “Protocolo modelo para la investigación legal de ejecuciones extrajudiciales, arbitrarias y sumarias”, procedimiento recomendado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.Advertisement

   Toda la autopsia fue filmada y simultáneamente era exhibida en el auditorio del IML. Allí la pudieron observar el abogado Salvador Vera, los fiscales Spelta y Saldutti y el mismo juez Foppiani.

   Tras poco más de cinco horas de operación las partes se retiraron del IML firmando el acta donde no se volcaron mayores agravios que un incidente en el que el perito Vignolo utilizó su celular para tomar imágenes, algo que fue reprochado por la forense Virginia Creimer. La operación fue catalogada como “normal” por la doctora Cadierno, con más de 30 años en su función en Rosario.

   Sin embargo Edgardo Orellano, padre de “Bocacha”, dijo “no estar conforme” con lo realizado y denunció que su perito de parte “fue hostigada permanentemente y tuvo que trabajar en un contexto inhumano”. También apuntó nuevamente al fiscal Spelta, a quien acusó de “poner palos en la rueda permanentemente”.

Denuncian encubrimiento

Orellano padre dijo que su hijo fue asesinado a golpes y que luego fue arrojado al río. Incorporó como hipótesis que a “«Bocacha» lo mataron a golpes, luego lo escondieron en un depósito del boliche y cuando ya casi no quedaba gente, lo arrojaron al río. A mi hijo lo tiraron muerto”, declaró.

   En otro momento fue Virginia Creimer quien se ocupó de dar sus “observaciones preliminares” sobre la autopsia que presenció. La perito dijo que observó “numerosas lesiones vitales en el cuerpo” de “Bocacha”, un “neumotórax en el pulmón izquierdo”, “lesiones en la espalda y la cintura”, “lesiones alrededor del cuello y en la zona de omóplatos y hombros” que eran compatibles con una toma de arte marcial llamada mata león: “El agresor envuelve el cuello con el brazo y el antebrazo generando una tenaza que no deja lesiones externas pero puede asfixiar”, explicó.

   La perito de la familia Orellano pidió que la treintena de exámenes complementarios que restan realizarse “no deben ser hechos en Rosario”. En ese marco Creimer fue contundente a la hora de acusar: “Los análisis deben salir de Rosario, de Santa Fe, porque asusta el nivel de corporativismo y obstrucción de la Justicia que vimos ayer. Superó todo lo visto en casos anteriores que tuve en esta ciudad”, explicó la forense que fue perito de parte en los casos de Franco Casco, Gerardo “Pichón” Escobar y la bibliotecaria María de los Angeles Paris, tres casos de muertes violentas de la que participaron directa o indirectamente agentes de fuerzas de seguridad. “Existe una connivencia, un mirar para otro lado por parte del IML y los fiscales. Y ahora veo también a algunos jueces”, dijo Creimer.

   “Lo que nosotros pudimos percibir es que había una negativa por parte de las autoridades del IML y del grupo de fiscales intervinientes para que nosotros podamos participar plenamente, lo cual entendemos que uno de los motivos era no exponer esta situación que nosotros relevamos en relación a las causas de la muerte de Orellano”, apuntaló por otra parte el abogado Vera.

Tiempo de exámenes

Del lado de los fiscales se mantuvo la cautela. “¿Qué ganaría un fiscal con entorpecer una causa con un impacto público y con arraigo popular como es la de Orellano, en la que habló hasta el presidente de la Nación, Alberto Fernández?¿Qué ganaría con hacer mal su trabajo una forense como Alicia Cadierno, que lleva más de 30 años en su profesión?”, sugirió una fuente ligada estrechamente a la investigación.

   Según trascendió, doce empleados de seguridad y dos policías que realizaban adicionales en el boliche Ming River al que había ido a bailar Orellano declararon como testigos en la causa. A todos se les incautaron sus celulares. Ayer el fiscal Saldutti negociaba con las partes para determinar en qué laboratorio del país “preferían” que se realizaran los exámenes complementario de la autopsia. Al respecto, Cadierno estimó que si se realizan en el IML se tardaría un mes; otra posibilidad que surgió fue realizarlos en la ciudad bonaerense de La Plata y la perito Creimer sugirió el laboratorio forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

“No hay lesiones directas”

La doctora Cadierno fue la encargada de defender el trabajo realizado sobre el cuerpo de “Bocacha”. “Se realizaron todos los exámenes y pericias y se tomó material para realizar exámenes complementarios, como alrededor de 30 focos en los que podría darse la posibilidad de que sean fenómenos contusos” los que provocaron la muerte, dijo. “No se observaron lesiones directas de muerte como heridas de arma de fuego, arma blanca o compresiones a nivel cervical”, agregó. “No había lesiones óseas, aunque faltan ver las imágenes de la tomografía que se realizó previamente”, indicó. “Es muy aventurado hablar de una causa de muerte. No contamos con elementos para afirmar que la víctima murió por golpes”, concluyó la forense.

   Uno de los puntos en los que hizo hincapié la familia Orellano es que, según lo que les comentó la perito Creimer, “Bocacha” no tenía agua en sus pulmones. A eso Cadierno respondió: “Hay que aclarar que el cuerpo estaba en un alto grado de putrefacción. Realizar una pericia para determinar una asfixia por sumersión requiere de exámenes anatomopatológicos que demandan un tiempo. Examinar las roturas de los tabiques septales alveolares puede acercar al diagnóstico de la muerte por sumersión y ese es un examen ya previsto”, explicó. La forense resaltó que también serán clave los exámenes toxicológicos que se realizaron al cuerpo para determinar en qué estado general estaba al momento de la muerte.

   Luego de la autopsia, el fiscal Saldutti notificó a las partes para que expresaran si requerían algún otro examen del cuerpo de “Bocacha”. Si ninguna de las partes requería otra pericia, el cuerpo será liberado para que la familia pueda velarlo y darle sepultura.

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