El adiós a Francisco: cómo será el ritual desde el entierro hasta la elección del nuevo Papa

El mundo amaneció conmocionado con una triste noticia: el papa Francisco, la máxima autoridad religiosa, falleció en la madrugada de este lunes a los 88 años, a causa de un derrame cerebral que derivó en el colapso del sistema cardiovascular, dejando un gran legado espiritual, con bases en un fuerte llamado al servicio, a la unidad y la compasión y a «no dejar a nadie fuera» e ir por los más necesitados.
En sus 12 años de pontificado, su Santidad profesó un mensaje de apertura a los fieles, la lucha incansable por la paz y un acercamiento a los jóvenes con ese recordado pedido de que «hagan lío». En los últimos tiempos, su salud se vio complicada. El documento médico que confirmó su deceso advirtió por antecedentes de insuficiencia respiratoria aguda en neumonía bilateral multimicrobiana, bronquiectasias múltiples, hipertensión y diabetes.
Pese a esto, no dejó que este cuadro lo detenga y trabajó hasta el último día: este Domingo de Ramos, sorprendió a 35 mil fieles que se reunieron en el Vaticano al participar de la misa de Pascua. Sin la cánula de oxígeno que solía llevar desde su ingreso hospitalario, acudió a San Pedro donde dio la bendición Urbi et orbi.

«Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre», anunció el cardenal Kevin Farrell, camarlengo del Vaticano, a través de un comunicado difundido este lunes por la mañana.
Tal como el protocolo lo indica, entrada la noche el Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin; el sustituto para Asuntos Generales, arzobispo Edgar Peña Parra; y el Camarlengo, cardenal Kevin Farrell, llevaron a cabo el sellamiento de la habitación donde falleció el Papa, el rito tradicional que confirma oficialmente la muerte del Sumo Pontífice.
El procedimiento de sigilo aplicado en la Casa Santa Marta, residencia de Francisco durante los 12 años que duró su papado, es una antigua tradición que tiene la finalidad de proteger los documentos personales y garantizar una transición ordenada del poder.

Con su muerte, la Iglesia pierde a su líder y se encuentra en sede vacante, periodo en el que se garantiza la continuidad institucional, bajo normas estrictas que impiden cualquier cambio significativo, y se prepara la transición hasta la elección del nuevo titular: el cónclave debe celebrarse dentro de un plazo mínimo de 15 y máximo de 20 días tras la muerte del Papa.
Pero antes, el mundo despedirá a Francisco, un acontecimiento histórico que se verá modificado por su voluntad y fiel a su mensaje de simpleza alejado de cualquier ostentosidad: el propio Pontífice modificó el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el libro litúrgico que guía el proceso, para simplificarlo y eliminar pasos.

Cómo será el funeral del papa Francisco
El papa Francisco eligió que su funeral sea, a diferencia de ocasiones anteriores, abierto a los ojos del mundo y no privado como indica la tradición. El cuerpo se pondrá en el ataúd y no será trasladado al Palacio Apostólico sino directamente a la Basílica, donde será expuesto dentro del féretro abierto.
Los fieles podrán despedirlo en la Basílica de San Pedro donde se espera una multitudinaria asistencia: no solo por lo que representa Francisco para el mundo, sino también porque su partida ocurrió con un Vaticano repleto de turistas por la Pascua y en el año de un nuevo jubileo.
En cuanto a los detalles de su sepultura, Francisco también eliminó los tres ataúdes tradicionales de ciprés, plomo y roble, y ordenó que se deje uno solo de madera con un revestimiento interior de zinc, que probablemente sea colocado en el suelo. Además, mientras su cuerpo sea expuesto a los fieles, no se colocará el báculo papal junto al féretro.
Un día antes de la misa, el ataúd se cerrará con un pergamino en el que se destacan los hechos más importantes de su papado y las monedas acuñadas durante ese período. Luego, el Papa será enterrado en la Basílica de Santa María La Mayor, donde se encuentra la imagen de la Virgen Salus Populi Romani, patrona de Roma.

La Basílica de Santa María La Mayor se encuentra en la cima del monte Esquilino, en Roma, donde se erigió hace 16 siglos, y tiene el título de Papal, siendo una de las cuatro basílicas con dicho honor en la capital italiana. En ella se encuentra la talla de Santa María di Maggiore de Roma, considerada la salvadora del pueblo romano.
«Es mi gran devoción», reconoció en algunas entrevistas en referencia a dicho templo, donde además indicó el punto exacto en el que quería guardar sepultura. De acuerdo a su deseo, será enterrado en una sencilla capilla en la que, hasta ahora, se guardaban candelabros en la nave izquierda del templo, junto a dos confesionarios.
Mientras se desarrolla el funeral, el Colegio Cardenalicio asume la administración temporal de la Iglesia Católica durante un periodo que se conoce como las Novendiales, las misas de difuntos celebradas en honor del Papa durante nueve días consecutivos, plazo en el que los cardenales se reúnen para fijar el comienzo del cónclave en busca de un sucesor.

Cómo es el cónclave donde se elige al nuevo Papa
El Colegio Cardenalicio está compuesto actualmente por 252 cardenales, de los que solo quienes tengan menos de 80 años pueden participar del cónclave y votar para elegir a la nueva autoridad. Esto reduce el número de electores a 138, de los cuales casi el 80% fueron nombrados por Francisco, entre ellos cuatro argentinos.
El nuevo Pontífice necesitará los votos de dos tercios del Colegio Cardenalicio para su designación. En diciembre del año pasado, al nombrar a 21 nuevos cardenales, Francisco llegó a un total de 110 designados durante su papado con el objetivo de que su sucesor continúe su agenda reformista.

«Las periferias del mundo, junto con las grandes archidiócesis y las principales figuras de la Curia romana, están todas incluidas en la lista hecha pública por el Sumo Pontífice, que pretende reforzar la imagen de una Iglesia universal que abarca todas las latitudes», informó en esa ocasión la oficina de prensa del Vaticano.
Una vez que los cardenales se reúnan en el cónclave y elijan al nuevo Papa, el anuncio se hará con el famoso humo blanco sale de la chimenea de la Capilla Sixtina. El sucesor de Francisco debe aceptar el cargo y eligir un nombre antes de ser proclamado ante la Plaza de San Pedro.
