Primer G7 de Biden: vacunas del coronavirus y fiscalidad global, al tope de la agenda.
El presidente estadounidense, Joe Biden, y los demás líderes del Grupo de los Siete (G7) países altamente industrializados celebrarán desde este viernes una cumbre en el Reino Unido para discutir el combate al coronavirus y al cambio climático y refrendar un impuesto global a las grandes corporaciones, además de analizar tensiones con Rusia.
La cumbre de tres días en Inglaterra será uno de los eventos centrales de la primera gira internacional del demócrata Biden desde su llegada a la Casa Blanca decidido a devolver a Estados Unidos a la senda del multilateralismo y recomponer lazos con sus aliados tras la conflictiva presidencia del nacionalista republicano Donald Trump.
Incluso antes de que comience, el Gobierno anfitrión adelantó uno de los que serán los principales anuncios de la cumbre: los miembros del G7 comprarán y donarán mil millones de dosis de vacunas contra el coronavirus para países de bajos ingresos.
El objetivo es «poner fin a la pandemia» en 2022, afirmó el Gobierno británico en un comunicado en el que precisó que el Reino Unido donará 100 millones de dosis sobrantes gracias al avance de su programa de vacunación, que se suman a los 500 millones de vacunas de Pfizer/BioNTech que se comprometió a aportar el presidente Biden.
Como parte de una coreografía familiar a todos los G7, la cumbre en la sureña localidad costera de Carbis Bay incluirá mesas redondas, reuniones bilaterales y la tradicional foto grupal o «de familia», todo con el acostumbrado fondo pintoresco, en este caso de las aguas turquesas del Atlántico, playas idílicas y viejas iglesias de ladrillos vistos.
Sin embargo, desde la última reunión de líderes del G7, hace dos años, el mundo ha sufrido un cambio dramático, luego de que la pandemia de coronavirus matara a más de 3,7 millones de personas y diezmara economías de países de todos los niveles de recursos como consecuencia de los obligados confinamientos y restricciones.
Así que cuando el primer ministro británico, Boris Johnson, reciba a Biden y a los líderes de Francia, Alemania, Italia, Japón y Canadá, la recuperación global pospandemia estará al tope de la agenda, y por ende, la necesidad de que los países ricos dejen de acaparar las vacunas y permitan acceder a ellas al resto de las naciones.
Sumará presión sobre el G7 el pedido expreso de Biden a sus líderes de repartir vacunas entre países de África u otros continentes que aún no han recibido ni una, luego de anunciar planes de Estados Unidos para comprar 500 millones de dosis de vacunas y donarlas a naciones que las necesiten.
«Este es el momento para que las democracias más grandes y tecnológicamente avanzadas compartan sus responsabilidades y vacunen al mundo, porque nadie puede estar debidamente protegido hasta que todos estén protegidos», escribió Johnson en un artículo publicado en el diario The Times, de Londres.
La Cumbre del G7 será uno de los eventos centrales de la primera gira internacional del presidente estadounidense Joe Biden.
Johnson, cuyo país no envió aún ni una dosis de vacunas al exterior -al igual que el resto de los del G7- y ya vacunó con dos a más de la mitad de su población, agregó que el Reino Unido donará «millones» de dosis, aunque no precisó cuándo.
También acumula presión sobre el G7 -y prefigura diferencias- el apoyo de Biden y del presidente francés, Emmanuel Macron, a una eliminación temporal de las patentes y protecciones de propiedad intelectual para el desarrollo de vacunas y otras tecnologías contra el coronavirus, para dar tiempo a una inmunización global contra el virus.
El Reino Unido y varios países de la Unión Europea (UE), como Alemania, se oponen a la idea, responden a Biden que su Gobierno también bloquea la exportación de vacunas e insumos para su producción y que lo aconsejable sería un consenso multilateral para eliminar restricciones a esas exportaciones, algo que también apoyan Canadá y Japón.
La Presidencia francesa dijo en un comunicado que Macron quiere «resultados y no solo anuncios» sobre vacunas y que hay que fijar, antes de la cumbre del G20 de octubre en Roma, un plan y determinar a cuántas personas es necesario vacunar en todo el mundo, especialmente en África, que ha recibido menos del 2% de las dosis mundiales.
Antes de la cumbre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que cerca de 90% de los 54 países africanos fracasarán en el objetivo mundial de inmunizar contra el coronavirus a una décima parte de la población de aquí a septiembre, si no reciben urgentemente al menos 225 millones de vacunas, informó la agencia de noticias AFP.
En la cumbre se abordará también un acuerdo en torno a un impuesto mínimo universal del 15% a las grandes corporaciones respaldado por Biden y alcanzado la semana pasada por los ministros de Finanzas tras años de discusiones.
Pese a que el G7 no tiene un papel formal en la discusión de una nueva fiscalidad internacional, un pacto en el seno de este grupo supondría un poderoso impulso para alcanzar un acuerdo en las negociaciones formales que se están desarrollando al respecto en el G20 y en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Antes de que la pandemia sorprendiera al mundo, Johnson esperaba que la reunión del G7 estuviera dominada por el cambio climático, de cara a la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático (COP26) de noviembre próximo en Glasgow, Escocia.
El tema aún está en la agenda y será debatido, pero el coronavirus se robó todo el protagonismo, en momentos que nuevas variantes del virus provocan rebrotes en varios continentes a casi un año y medio de su detección en la ciudad central china de Wuhan.
Antes sus aliados del G7, se espera que Biden reafirme -como hará la semana próxima en una cumbre de la OTAN en Bruselas- su alianza y cooperación militar, y que Estados Unidos vuelve a ser un socio confiable tras los vaivenes de la era Trump.
En momentos en que Estados Unidos choca cada vez más con una Rusia que expande su poder e influencia y con China por motivos también políticos y otros comerciales, muchos en Europa creen que la agenda exterior de Biden se centra demasiado en Oriente.