Vecchio pintaba para crack
La radiografía indica que es un jugador con varios perfiles. Cuenta con un historial seductor para cualquier guionista de cine o televisión. El expediente de Emiliano Vecchio comulga y conjuga varias aristas. El pasado marca que debutó en el profesionalismo a los 16 años con la camiseta de Central ante Newell’s. Refleja además que cuando estaba en las inferiores pintaba para encantar a los grandes clubes europeos. También es cierto que no logró consolidarse en el primer equipo. Como es verdad que de un día para otro terminó desapareciendo del radar canalla sin pena ni gloria. Al ver la foja deportiva se vislumbra que es un jugador que boyó por varias latitudes. Cómo habrá sido su particular pasado que hasta siendo jugador de Corinthians optó por incursionar en las artes marciales mixtas. Luego se reencauzó en el fútbol hasta que hace poco estando en Bolívar le rescindieron contrato vía Twitter. No obstante, el presente indica que hoy firmará con el equipo del Kily González por los próximos 18 meses.
No caben dudas de que Vecchio pudo ser mucho mejor jugador de lo que es. De pibe se percibía que tenía todas las condiciones para ser un grande de verdad. Estando en la cantera, era una de las joyas del club. No en vano pegó el salto a primera antes que muchos de sus compañeros de camada.
Pero está claro que nunca pudo encontrar el norte. Y eso que tuvo el día de gloria el 6 de noviembre de 2005. Esa tarde se estrenó en la elite futbolera ante Newell’s y cuando aún le faltaban diez días para cumplir los 17 años. El partido lo ganó la Lepra 2 a 1, pero el recuerdo en la memoria es imborrable.
Emiliano vivía un presente encantador. En esa época, el eterno Don Angel Zof no ahorraba en elogios hacia el Gordo. «Vecchio es un fenómeno y juega contra cualquiera. Es uno de los grandes jugadores del fútbol argentino”, relataba por entonces el entrenador más ganador de la historia centralista. «Lo ponés en la selección argentina y juega, pero vamos a ver lo que dice Cuffaro”, repetía el «angel” canalla.
Ariel Cuffaro Russo fue quien lo llevó al fútbol grande. Apostó un pleno sin dudar. Trató de llevarlo a fuego lento, pero el chico no lograba consolidarse. Quizá por cuestiones internas. La pérdida de su padre cuando tenía 14 años tal vez caló más hondo de lo que exhibía de la boca hacia el mundo exterior. Quedó aferrado a su madre y cinco hermanos desde el humilde hogar que tenían en barrio Acindar.
Así y todo, el hábil volante ofensivo se las ingeniaba para destacarse en los juveniles de AFA cada sábado. Era una especie de estrella dentro de la camada que tenía también a grandes proyectos que luego fueron apareciendo en la primera como Ángel Di María, Guillermo Burdisso, Mario Paglialunga, Gervasio Nuñez, Milton Caraglio y Nahuel Valentini, entre otros.
Claro que a la hora de repasar el recorrido por Central sobresale que estuvo marcado por la irregularidad. Vecchio no logró ganarse un puesto de titular y su único gol en primera división lo marcó de cabeza a Argentinos Juniors el 1 de marzo de 2006, en lo que coincidió en el último partido como entrenador de Angel Zof.
Luego el pibe protagonizó algunos accionar que terminaron condenándolo en el anonimato hasta desaparecer del mapa futbolero canalla. Aunque en 2007 hubo un intento de recuperarlo. Entre Hugo Galloni y Norberto Speciale, quien en ese período estaba a cargo de la ciudad deportiva en la gestión del Vasco Usandizaga, le hablaron y dieron espacio en la ciudad deportiva. Lo tuvieron entrenando en doble jornada hasta que llegó el turno de ofrecerle un contrato porque venían que era necesario por varios factores.
Pero a la hora de firmar, apareció en escena una persona argumentando ser el representante del jugador y exigió una descabellada suma que oscilaba el medio millón de dólares. Speciale se opuso y Vecchio emigró con destino desconocido para los canallas.