Un casamiento por Zoom podrá unirlos: la historia de amor de una rosarina y un neoyorquino.
El coronavirus suscitó un sinfín de historias a lo largo del planeta. El virus barrió vidas y sueños de miles de personas y ocasionó angustia y miedo en otra porción importante del mundo. Un nuevo escenario, al que Agustina Vidal, rosarina de 28 años y Scott Marmon, neoyorquino de 34, debieron adaptarse. Una joven pareja que se dividió por la pandemia y las restricciones, y que pese a las circunstancias adversas, se las ingenió para vencer la distancia y hoy miércoles dan un paso clave, el que les permita escribir un capítulo crucial en su historia de amor marcada a fuego por un contexto histórico.
Este miércoles, cuando el reloj marque las 19, Agustina y Scott contraerán matrimonio vía Zoom . La primera boda binacional bajo la modalidad virtual de la Argentina. Un hecho inesperado, pero importante para poder a aplicar una Visa de «reunificación familiar» y que el hombre norteamericano logre volver a Rosario y juntarse con quien en horas va a ser su esposa.
La joven que transita por horas de ansiedad, felicidad y también miedo cuenta su historia , la que inició en 2019 en Denver, estado de Colorado, en Estados Unidos. «Fui a hacer un intercambio cultural allá y me alojé en una casa de familia. Lo conocí a Scott en mayo, siempre sabiendo que mi estadía terminaba. Tenía fecha de vuelo para noviembre y estuvimos juntos hasta ese momento».
Pero el regreso de Agustina a Rosario no fue el fin, sino más bien el comienzo. El inicio de una serie de contratiempos y dificultades dignas de una película romántica de Netflix, esa en que los protagonistas sortean desencuentros y desamores para fortalecer el vínculo y ratificarlo con un beso interminable final sobre el final. «En enero del 2020 Scott vino a la Argentina. Un día estábamos comiendo con amigos y cuando se fueron se arrodilló, me mostró un anillo hermoso y me dijo que si me casaba con él dejaba todo y se venía definitivamente conmigo».
Así fue como Scott comenzó a cumplir su promesa. Volvió a Denver a terminar los trámites para finalmente asentarse en la Argentina con Agustina. El boleto que lo iba a depositar en Rosario tenía fecha para el 22 de marzo, pero apenas cuatro días antes, el 18 de marzo, Alberto Fernández decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio para evitar la propagación del coronavirus y las fronteras se cerraron. A miles de kilómetros de distancia quedó su amor, también un departamento y una oficina que estaba lista para recibirlo.
«Esperamos que los días pasen, hasta que el 29 de abril dijeron que las fronteras se iban a mantener cerradas hasta septiembre y desde ahí empezamos a planificar. Las relaciones a distancia suelen ser complicadas, pero para nosotros el amor fue mucho más fuerte. Fue muy difícil pero supimos sobrellevarlo, incluso tuvimos que lidiar con algunos problemas de salud que tuve», confesó Agustina.
Scott sabía en que en Rosario no solo la esperaba la persona más importante en su vida, sino una ciudad en la que según describió su pareja, «encontró calidez». «Se enamoró, del río, de la vida que tiene Rosario. Ama la Argentina y empezó a estudiar español para poder venirse», señaló.
En septiembre, la joven pareja encontró otro contratiempo. Pese a los pronósticos de abril, a Scott le cancelaron su vuelo. «Nunca más se dio noticias sobre la apertura de fronteras», lamentó Agustina. «Se habló de apertura de vuelos pero nunca más de la apertura de fronteras para extranjeros», agregó.
La desazón se volvió una constante y el cansancio, un impedimento más. La rosarina se cansó de recibir «no» como respuestas, desde la embajada de Estados Unidos, el consulado de Chicago, de Dallas, de Miami y Los Ángeles, pasando por los contactos fallidos con Migraciones en Argentina, Cancillería, hasta mensajes al presidente Alberto Fernández y Felipe Solá. «Desde marzo movimos cielo y tierra, mandé mails. Si bien las fronteras estaban cerradas para extranjeros, Scott venía a residir acá, el tenía su casa para pasar la cuarentena y cumplir con todos los protocolos, venía a vivir, para hacer todo legal y casarnos ni bien llegara y que empezara el proceso de residencia».
En el mismo mes de otro revés recibido, apareció una luz al final del túnel: «En septiembre contactamos con un grupo de personas, muchas parejas binacionales en la misma situación, que pasaron por lo mismo. Algunos casos entraron en la Corte y mediante un recurso de amparo lo dejaron entrar. Mientras evaluábamos esa posibilidad, surgió la idea de conseguir que Estados Unidos nos autorice casarnos de manera legal y el viernes nos dieron el OK para casarnos».
En el estado de Utah y Nevada permiten que extranjeros se casen sin problemas de ilegalidad, debido a que el vínculo viene con apostillado de La Haya -método simplificado de legalización de documentos-. «Una vez teniendo el certificado vamos a poder a aplicar una visa de reunificación familiar», explicó Agustina.
La costosa Visa, que ronda los 850 dólares, es muy difícil de pagar pero se vuelve un documento fundamental para el ansiado reencuentro. «Es una locura. Queremos que esto se visibilice, es una necesidad, estamos totalmente decididos a estar juntos y no podemos creer lo que cobran para que una persona venga a vivir a su casa», comentó enfadada, aunque valoró: «Logramos el cometido de estar un paso más de estar juntos, es lo importante».
«Estamos felices, nerviosos, también un poco tristes porque no es lo mismo casarte con la persona que elegiste para el resto de tu vida por una cámara web. No es lo ideal, pero nos llena de esperanza para poder estar juntos. Después de 10 meses separados, de lucha, angustia y un montón de sensaciones vamos a poder estar juntos y es lo único que nos importa», consideró la novia.
Virginia Dyke, de la agencia de eventos The Brief, dialogó con este medio para dar precisiones sobre la inédita boda que se viene entre Scott y Agustina. «Ella va a estar vestida de novia, vamos a armar algo lindo para acompañar el momento», detalló. Y añadió: «Son 30 invitados y junto con la invitación a cada uno le enviamos el link de Zoom y le pedimos que tengan preparadas las copas para poder brindar todos al final».
A Agustina la ansiedad la está «matando», como describió a Rosario Nuestro. Además, como toda novia, el miedo por momentos invade sus pensamientos antes de dar el sí: «Siempre estuvimos a punto de lograr cosas y siempre algo nos frenaba, aún estamos con miedo de que algo pase y no lo podamos hacer».
La rosarina de 28 años contó que Scott al momento de la romántica propuesta le dijo que «nunca se había imaginado una vida con nadie y que conmigo no se puede imaginar una vida sin mí». En cuestión de horas, un juez de los Estados Unidos le pondrá legalidad a un vínculo amoroso, a una historia de amor que es mucho más que papeles, que trascendió varias adversidades y que le hizo frente a casi 10 mil kilómetros de distancia.