- El Papa Francisco y el dos veces mandatario de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva se reunieron ayer en el Vaticano para hablar de «un mundo más justo y fraterno», con énfasis en la lucha contra las desigualdades y la cuestión ambiental, en un encuentro realizado tras la gestión del presidente argentino Alberto Fernández. El Pontífice y el líder sudamericano se reunieron durante casi una hora en la residencia papal de Casa Santa Marta, en lo que fue el primer encuentro entre ambos, y conversaron «sobre un mundo más justo y fraterno», según aseguró luego Lula en redes sociales. La Santa Sede anticipó que no iba a haber ningún comunicado oficial del encuentro «debido a su carácter privado». Lula llegó a Santa Marta a bordo de un automóvil con cristales oscuros y al marcharse un colaborador informo que se dirigía a la sede de la central obrera italiana CGIL para una reunión con sus dirigentes. La audiencia fue arreglada el 31 de enero por el presidente argentino Alberto Fernández, quién le pidió a su compatriota Francisco en una audiencia en el Vaticano que recibiera a Lula, lo que el Papa aceptó de inmediato. «Mi venida tuvo como objetivo discutir con el papa Francisco la cuestión de las desigualdades y de su lucha por una nueva política ambiental», planteó luego Lula en diálogo con periodistas en Roma. «Todo el mundo sabe que el mundo se está volviendo más desigual y que muchas de las conquistas del siglo XX están siendo robadas por la ganancias de intereses empresariales; la economía mundial está financiarizada», agregó el ex mandatario. «Cuando Francisco toma la actitud de convocar a un encuentro en Asís para discutir las desigualdades con miles de jóvenes, una nueva economía mundial, la veo como una decisión alentadora del Papa», destacó Lula sobre el encuentro que se hará en esa ciudad italiana en marzo próximo. «Eso debe servir de ejemplo para los partidos políticos de mundo entero», pidió el líder opositor brasileño sobre la convocatoria papal. «La segunda cosa es la convocatoria ambiental», destacó Lula, que revindicó la mirada de Jorge Bergoglio en la materia. «Uno de los principales animales en extinción es el ser humano, y sobre todo el pobre; si todos los seres humanos tuvieran las agallas del Papa, se podrían encontrar soluciones más fáciles», aseveró. El único encuentro de Francisco con un mandatario brasileño fue en febrero de 2014, cuando recibió a la sucesora de Lula, Dilma Rousseff, ya que nunca se encontró con Michel Temer, que ocupó el poder entre agosto de 2016 y el 31 de diciembre de 2018, y aún no se reunió con el actual presidente, Jair Bolsonaro. Coincidencias En los últimos años, el pontífice y el líder del Partido de los Trabajadores (PT) coincidieron en denunciar el denominado «lawfare» como un mecanismo de coordinación mediático-judicial para perseguir y encarcelar a dirigentes políticos en Sudamérica. La reunión se dio además un día después de que el Papa publicara su exhortación «Querida Amazonía», en la que denuncia las actividades de las empresas multinacionales en la región y le exige respuestas a los gobiernos de los nueve países que ocupa la selva, entre ellos el de Brasil. En cuanto a Lula, Francisco le envió en mayo pasado una carta en la que le manifestó su «proximidad espiritual» y le pidió «coraje» para «no desanimarse» y «seguir confiando en Dios». En agosto de 2018, durante una reunión en Casa Santa Marta con Fernández, el ex canciller brasileño Celso Amorim y el senador chileno Carlos Ominami, Bergoglio le mandó un mensaje de puño y letra a Lula, entonces encarcelado: «A Luiz Inácio Lula da Silva con mi bendición y pidiéndole que rece por mí». En junio de ese año, el pontífice le había enviado al líder brasileño un rosario bendecido a través del dirigente social Juan Grabois. Lula, de 74 años, que gobernó su país entre el 1 de enero de 2003 y el 1 de enero de 2011, se encuentra en libertad provisional tras una serie de cuestionados procesos judiciales por los que debió pasar 580 días en prisión. Tras visitar al pontífice, el ex mandatario se reunió con la cúpula de la central sindical italiana CGIL en el barrio romano de Parioli. Exabrupto El ministro de Economía, Paulo Guedes, dijo que “hasta las empleadas domésticas iban a Disney” durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) debido a que el real estaba fuerte respecto del dólar. Lo hizo al justificar la devaluación del real frente al dólar, que en lo que va de febrero fue superior a 8% y llegó ayer a un nivel histórico de 4,38.
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