Prisión preventiva para el acusado de una serie de ocho ataques sexuales

La jueza dijo que la imputación está basada en evidencia. El señalado, de 24 años, no habló. Siete víctimas lo reconocieron. Una asistió a la audiencia.

La jueza María Trinidad Chiabrera dictó la prisión preventiva por dos años a Pablo Nicolás Barreto, de 24 años, quien resultó imputado de al menos ocho ataques sexuales a mujeres jóvenes, cometidos entre enero y julio de este año. La jueza consideró más que probatorio lo reunido por la fiscal Alejandra Raigal, de la unidad de Delitos contra la integridad sexual. En la audiencia se evaluó el resultado de la ronda de reconocimiento sobre el imputado, donde fue señalado por siete de las ocho víctimas. También se consideró la vestimenta y la moto usada por Barreto en cada oportunidad. Los muñecos que Barreto robó en uno de los hechos denunciados, que se encontraron en su casa. Asimismo se expusieron las filmaciones públicas y privadas de cámaras de calle. Ante esto la magistrada valoró que con todas las evidencias reunidas “resulta así probable la autoría responsable del imputado”.

La Fiscalía solicitó la prisión preventiva efectiva por el plazo máximo de la ley, que se extiende a dos años, y solicitó la realización de exámenes de sangre para cotejarlo con material genético que el imputado dejó en dónde se cometieron los delitos. La defensa pública solicitó la libertad de Barreto por medio de una caución de 100 mil pesos. El imputado no habló.

Acusado y víctima

Durante la hora que duró la audiencia Barreto observó a la jueza con una mirada vacía. Sentada al fondo de la sala Sofía, una de las víctimas, sollozaba y se abrazaba a su madre. Fue la única de las mujeres que ingresó a la sala y se mantuvo firme en su lugar. “Vine por que si yo no empezaba y denunciaba ésto, tenía la idea de que iba a quedar impune. Tengo mucho miedo, voy acompañada a todas partes. Lo vi y noté que no mostraba signos de nada, cómo si él no hubiera hecho nada. Es muy fuerte tenerlo enfrente. Te aterra, por eso yo no quería que me viera. Por mí que no salga nunca más. Dejé de trabajar, no me puedo manejar sola, cambió mi vida de un día para el otro. Esto te gasta la cabeza”, dijo Sofía al finalizar el acto.

La seguidilla

En la audiencia, llevada a cabo ayer por la mañana en el Centro de Justicia Penal, Barreto se sentó acompañado por su defensor oficial asignado, Andrés Bassini. Enfrente se acomodó la fiscal Raigal. En cada una de las ocho carpetas de la causa se detallaron los hechos y Raigal los enumeró uno a uno, destacando que se dieron entre el 9 de enero de 2019 y 10 de julio de 2019.

En la mayoría de los hechos el imputado ingresaba a locales comerciales como cliente con la excusa de consultar por elementos o mercadería, para luego amedrentar a las víctimas, amenazarlas, maniatarlas y en algunos casos abusar de ellas, sustrayendo además dinero en efectivo para huir en una motocicleta.

El 9 de enero de 2019 a las 11 entró en un local de Buenos Aires al 3400 y tras amenazar a la víctima la trasladó hacia un baño, la maniató e intentó abusar de ella. No lo logró y robó dinero. El 15 de abril, cerca del mediodía, llegó a un comercio de Rodríguez al 1200 y trasladó a la víctima a otro ambiente del local, no logró abusarla y robó 1.000 pesos.

El 14 de mayo a las 13.15 en pasaje Blanque y Mitre interceptó a otra mujer que estaba en la puerta de su auto, la hizo entrar y abusó de ella, además de robarle su billetera. El 20 de mayo a las 19 ingresó a un local de Sarmiento al 4300, trasladó a la víctima a otra habitación del local, la maniató y la sometió para luego robarle.

El 24 de junio por la tarde entró a un local de Uruguay al 1100, amenazó a la empleada y robó el dinero de la caja. El 26 de junio llegó a un negocio de Londres al 3300 y robó la recaudación. El 27 de junio al mediodía irrumpió en una tienda de San Nicolás al 300, maniató a la víctima y abusó sexualmente de ella, para huir con dinero de la caja. Finalmente el 10 de julio a las 9.30 llegó a España al 3800 , ingresó al local, robó la caja y huyó.

En cada una de las denuncias, que fueron hechas en su mayoría a medida que sucedían los hechos, las víctimas sostenían que era un hombre joven, con una cicatriz en su pómulo derecho que casi le atraviesa la cara y que se manejaba en una moto de entre 110 y 125 centímetros cúbicos, que tenía una caja blanca en la parte del acompañante, como las de delivery.

Las denuncias cayeron a Raigal, quien ató cabos y comenzó la investigación a partir de una filmación. En un cuadro fílmico se apreciaba la moto y una patente que tenía tapados un número y una letra.

El regreso a la escena

En el transcurso de la pesquisa resultó que el sospechoso había regresado a uno de los locales. Allí atendía la madre de una de las víctimas que, ante la duda de si era quien había ingresado a robar unos días antes, tomó la patente de la moto. Consultado al Registro de Propiedad Automotor se llegó a Barreto y a la dirección donde vivía. En tanto, un fotofit del sospechoso era difundido desde Fiscalía, y así llegaron más íctimas a la Unidad fiscal.

El jueves al mediodía se detuvo a Barreto y el viernes se realizó la rueda de reconocimiento. El hombre trabajaba como delivery de una pizzería de Zeballos al 2000. En dos allanamientos en distintos domicilios se secuestraron la moto con la caja blanca, dos muñecos de la película Toy Story robados de uno de los locales, las prendas usadas en los hechos y otra evidencia.

“Podría haber dos hechos más que estamos investigando, con lo cual ya serían diez”, sostuvo la fiscal Raigal en una conferencia de prensa posterior a la audiencia. “No pediremos pericias psiquiátricas por que investigamos hechos y no personas. Sí lo analizará el gabinete de psicólogos de Fiscalía. Por otro lado no tuve contacto con el imputado y no me consta que haya aceptado o confesado a alguien su culpabilidad. Este hombre mantuvo un modus operandi idéntico en todos los hechos y lo referido por las víctimas fue secuestrado”, estableció.

Los delitos considerados e imputados a Barreto incluyen abuso sexual con acceso carnal, abuso sexual en grado de tentativa, abuso simple, robo y privación ilegítima de la libertad.

Durante la investigación también fue detenido otro hombre, Carlos Roberto J. , en Juana Manso y Ovidio Lagos. La policía llegó hasta allí luego de un llamado al 911. Al ver al hombre los policías consideraron que su rostro y descripción era compatible al fotofit del agresor sexual buscado. Finalmente fue dejado en libertad y desvinculado de la causa.

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