«Los incendios en las islas son un problema ambiental muy serio»

El fuego que desde el viernes pasado se instaló en las banquinas de la ruta nacional Nº 174, que une Rosario y Victoria, no sólo afecta las condiciones de seguridad del corredor vial, las llamas destruyen la flora y la fauna de una zona declarada área natural protegida. «Los incendios en la isla son un problema ambiental serio, creería que uno de los más serios», advirtió Jorge Bártoli, referente de la agrupación El Paraná No se Toca y pidió que las autoridades de las provincias de Entre Ríos y Santa Fe y de los municipios de Victoria y Rosario «conformen una mesa de trabajo y acuerden protocolos de acción» para enfrentarlos.

En los últimos años, el extenso humedal que se encuentra cruzando el Paraná se ve en medio de una diversidad de conflictos que lo ponen en jaque. Los terrenos están también cruzados por una maraña de jurisdicciones y tensiones diversas: la ruta concesionada es nacional, el terreno donde se asienta pertenece a la provincia de Entre Ríos y al municipio de Victoria; sin embargo quienes llegan hasta sus costas en busca de diversión o descanso son mayoritariamente rosarinos.

El incendio subterráneo de pastizales que durante todo el fin de semana se instaló a los costados del corredor, es un ejemplo. Según advirtieron los bomberos de Victoria, las llamas se originan por la cantidad de automovilistas que se salen de la ruta en busca de la costa para acampar o pescar. El calor, la sequía y la bajante del río convierten cualquier colilla de cigarrillos o brasas de un asado en un potencial peligro.

Todavía ayer, si bien se había logrado controlar el fuego en las banquinas de la ruta, existían focos dispersos en las inmediaciones (ver aparte). «Lo que vimos estos días es que hay muy pocos recursos para enfrentar los incendios. Pero sobre todo hay pocos criterios de manejo de fuego, lo que redunda en una situación ambiental grave vinculada a las quemas y muy grave en relación a la seguridad vial», destacó Bártoli.

Y parte del problema es la cantidad de organismos «superpuestos como un verdadero hojaldre» que tienen responsabilidad sobre estos terrenos: la empresa concesionaria de la ruta, el organismo nacional encargado de fiscalizarla, los gobiernos de Victoria y Entre Ríos, la Gendarmería Nacional, el plan nacional de manejo de fuego, entre otros. «El tema es que cuando suceden estas cosas, todos miran para otro lado», advirtió.

Una mesa común

Para los militantes ambientalistas, en este tren de responsabilidades «la provincia de Santa Fe y la Municipalidad de Rosario no se pueden hacer las distraídas» sobre sus responsabilidades.

«Deberían promover un acuerdo marco entre todos los actores involucrados» porque, apuntó, «si no hay acuerdo marco de cooperación y ordenamiento conjunto, estos problemas no sólo que van a seguir existiendo, sino que se van a ir agravando».

Bártoli recordó que hace cuatro años desde el Paraná No se Toca denunciaron ante la Defensoría del Pueblo de la Nación el constante atropellamiento de animales silvestres a lo largo de la ruta Nº 174. En su dictamen, por entonces, la Defensoría emplazó a todos los actores a sentarse en una mesa común para acordar qué estrategias aplicar para preservar la fauna del lugar, aunque el encuentro nunca se produjo.

«No es que falten recursos, los recursos están. No hay que poner 200 millones de dólares para resolver el problema; sino que distintos organismos se pongan de acuerdo, superen sus celos territoriales y puedan limitar cuál es la jurisdicción y las acciones que le corresponden a cada uno. Porque si analizás el tema bien finito, de un lado de la ruta hay un montón de organismos estatales y del otro lado del alambrado también. Sólo falta que acuerden acciones».

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