“La dolce vita” regresa a los cines entre la nostalgia y la vigencia
A casi 60 años de su estreno, “La dolce vita” regresa a la pantalla grande. La película de Federico Fellini que escandalizó en su época y que después se convirtió en un clásico del cine se reestrenará en Rosario este jueves en una copia completamente restaurada, con sus escenas inolvidables de Anita Ekberg caminando por la Fontana di Trevi o Marcello Mastroianni sentado con sus anteojos oscuros en la Vía Veneto.
La copia que llega a la Argentina es la versión restaurada que Martin Scorsese presentó en el Festival de Cine de Roma de 2010. Ahora, el British Film Institute la distribuye a nivel internacional en el marco del homenaje que el Ministerio de Cultura italiano y Luce Cinecittà prepararon para celebrar los cien años que el gran Fellini cumpliría el próximo 20 de enero.
Scorsese fue uno de los impulsores de la digitalización que realizaron la Cinemateca de Bologna y la Cinemateca Nacional de Italia. El trabajo consistió en una limpieza general y en un proceso de remasterización en 4K, que provee una resolución de imagen cuatro veces superior al parámetro HD. En el Festival de Roma de 2010, el célebre director neoyorquino sostuvo: “«La dolce vita» rompió todas las reglas de la narración, desafió a la censura y con su audacia demostró que en la pantalla grande se puede ser honesto. Nunca se había visto una obra de semejante intensidad moral, inteligencia y madurez. Por eso cambió la historia del cine”.
Ricos y famosos
El filme estrenado en 1960 se centra en Marcello, un periodista de sociedad interpretado por Mastroianni, que sigue a ricos y famosos en sus devaneos por elegantes restaurantes y mansiones de Roma. Hastiado de su trabajo, Marcello no consigue centrarse en su auténtico sueño: ser escritor. En cambio se deja llevar por las alocadas noches de aquella gente atrevida e indolente, un clan exclusivo que no tiene otro objetivo que la diversión.
“La dolce vita” despertó entusiasmo en gran parte de la crítica y ganó la Palma de Oro en Cannes, pero también desató la más feroz condena de la Iglesia católica y medios afines. El periódico de la Acción Católica, por ejemplo, llamó a la película “blasfema, pornográfica, bestial y no italiana”. Sin embargo, la censura se transformó en la mejor estrategia de marketing, porque la película fue un tremendo éxito en las salas.
Cuenta la leyenda que el legendario productor Dino De Laurentiis presionó para que Paul Newman primero y Gérard Philipe después encarnaran el rol protagónico, porque consideraba que Mastroianni parecía un buen padre de familia antes que un periodista cínico y seductor. Pero Fellini usó su insistente persuasión para imponer a su actor preferido, y además ese aire de atractivo en decadencia de Mastroianni le sentaba perfecto al personaje.
Para el rol de Sylvia, una actriz en la cresta de la ola, Fellini pensó en la sueca Anita Ekberg, una modelo que estaba dando sus primeros pasos en el cine. El director la descubrió en las fotos de una revista y quedó fascinado con sus formas exuberantes, que le recordaban a las fantasías sexuales de su adolescencia.
Fellini había escrito el guión con Ennio Flaiano y Tullio Pinelli, y colaboraron Brunello Rondi y nada menos que Pier Paolo Pasolini. “La dolce vita” recibió el David di Donatello al mejor director, la Palma de Oro del Festival de Cannes y un Oscar al mejor vestuario.