Investigan la muerte de un hombre tras el robo de su auto en barrio Hospitales

El hecho ocurrió en la zona de Gaboto y Sarmiento cuando fue sorprendido por un grupo de asaltantes que se llevaron su vehículo. Los ladrones lo golpearon y dispararon y la víctima recibió un disparo en el pecho que le ocasionó la muerte.

Un hombre de 38 años murió el martes por la madrugada con un disparo en el pecho tras ser asaltado por cuatro hombres que le robaron su auto en la zona de Gaboto y Sarmiento.

El hombre se encontraba en su vehículo, un Chevrolet Ónix, estacionado frente al Hospital Español junto a su madre, cuando fue sorprendido por cuatro personas, no identificadas, quiénes rompieron el vidrio de la puerta del conductor obligándolo a bajar y, por razones que se investigan, lo agreden con disparos de arma de fuego en zona de tórax, dándose a la fuga con su vehículo.

Sebastián Andres Cejas fue asistido por personal médico del Hospital Español y falleció poco antes de las 2 de la madrugada.

Según relató el hermano de la víctima Fernando Cejas, su hermano estaba esperando a su papá que se estaba haciendo diálisis en el Hospital Español. De acuerdo a lo que le dijeron los testigos, aparentemente los atacantes rompieron la ventanilla y empujaron a la mujer para alejarla y «los taxistas que estaban en el lugar la llamaron para que se quede con ellos». «Mi hermano se puso a pelear con los ladrones y dispararon un tiro al aire para que nadie se meta», contó Cejas.

La fiscal Gisella Paolicelli comisionó al Gabinete Criminalístico para relevamiento de la escena del hecho, toma de testimonios, levantamiento de rastros y relevamiento de cámara de seguridad en la zona del hecho de influencia. Interviene la división homicidios de la Agencia de Investigación Criminal para realizar medidas investigativas libradas por la fiscal interviniente. Al momento la línea de robo es la más concreta en la investigación.

«Mi mamá está destruída y tener que decirle esto a mi papá, fue terrible», relató Fernando Cejas. Y agregó: «Mi hermano tenía 38 años, le gustaba la pesca, estar con los amigos, ir al río. Le gustaba cocinar y trabajaba en eso. Era una buena persona, no le hacía mal a nadie. No merecía morir así».

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