Entre gritos y mucha tensión, Trump y Biden se mostraron los dientes en el primer debate presidencial.
«Payaso», «poco inteligente», «mentiroso» fueron algunas de las palabras que se cruzaron los dos candidatos en los momentos más álgidos de una noche marcada por los esfuerzos constantes de Trump de interrumpir a su rival y hasta el moderador, y la determinación de Biden de no mirar nunca a su contrincante, concentrarse en la cámara y evitar las discusiones a los gritos.
A lo largo de 90 minutos, el candidato opositor repitió dos ideas centrales: «Trump no tiene un plan» y «No soy Bernie Sanders», «No soy un izquierdista radical» y «Ahora el programa del Partido Demócrata es el mío».
Trump, por su parte, intentó asimilar a su rival con las iniciativas del sector más progresista de los demócratas y con los reclamos de las protestas antirracistas de este año. Además, acusó varias veces a su hijo, Hunter Biden, de negocios corruptos en Ucrania y Rusia.
Esto último tema fue lo único que sacó del registro moderado al exvicepresidente.
El debate en la Universidad de Case Western Reserve en Cleveland, Ohio, fue moderado sin mucho éxito por el veterano periodista Chris Wallace del canal Fox y estuvo regido por un estricto protocolo por la pandemia.
La noche comenzó con uno de los temas más calientes del momento: la nominación de una candidata conservadora para la Corte Suprema a semanas de las elecciones.
«Tenemos el Senado, tenemos la Casa Blanca y tenemos una excelente candidata. tenemos suficiente tiempo, aún si lo hacemos después de las elecciones, lo podemos hacer después. Los demócratas no dudarían en hacerlo, pero no tienen el Senado», aseguró Trump para defender una decisión que terminaría de inclinar hacia la derecha el máximo tribunal del país.
Biden le contestó: «Ya estamos en medio de una elección, deberíamos esperar a ver qué dice el pueblo estadounidense, a quiénes elige».
El líder opositor también advirtió sobre dos temas que podrían cambiar con la nueva Corte Suprema: la reforma de salud del Gobierno de Barack Obama y el fallo que legalizó el aborto en los 70.
El debate continuó sobre el tema salud, la pandemia y la reapertura de la economía y las escuelas en medio de una curva epidemiológica que no desciende y ya suma más de 7 millones de contagios y más de 200.000 muertos.
«Trump ha actuado irresponsablemente, con respecto al uso de tapabocas y la distancia social. No confío en él para nada, confío en los científicos. Este es el mismo hombre que dijo que para Pascuas la pandemia iba a desaparecer o que mejor tomemos lavandina. Él sabía lo peligroso que era y simplemente no se los dijo», sentenció Biden.
Trump rechazó la premisa del opositor de que Estados Unidos es el país del mundo con más muertos -«No sabes cuántos murieron en Rusia o en China. Ellos no dan los números»- y sostuvo que el sistema de salud creado por Obama «es un desastre, no importa cuán bien se lo trate de manejar».
Mientras Biden prometía expandir Obamacare -como se conoce al sistema de salud actual-, Trump lo acusaba de querer crear «un sistema socialista», un adjetivo que repitió una y otra vez a lo largo de toda la agenda de la noche.
«Él quiere cerrar este país y yo quiero mantenerlo abierto», sentenció el candidato a la reelección y repasó las cifras económicas previas a la pandemia y los últimos números que muestran una pequeña recuperación.
En este punto, Biden repitió su muletilla de la noche: «No tiene un plan: ni para la pandemia ni para reabrir la economía».
«¿Por qué quiere seguir abriendo la economía cuando no solucionó la crisis de Covid? No se puede arreglar la economía hasta que no arregle la crisis de Covid», aseguró el demócrata.
En el segmento económico, el candidato opositor hizo una promesa concreta -«Voy a anular los recortes impositivos aprobados por el Gobierno de Trump»-, mientras el mandatario negó por completo la filtración de sus declaraciones impositivas publicadas por el diario The New York Times, en las que se ve que pagó solo 750 dólares en impuestos federales en 2016.
«Pagué millones de dólares en impuestos federales a las ganancias en 2016 y 2017», aseguró Trump.
Uno de los últimos temas de la noche fue la creciente tensión racial y las múltiples protestas contra la brutalidad policial en los últimos meses.
Ni Biden quiso apoyar explícitamente el movimiento que lidera estas protestas, Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan), ni Trump aceptó repudiar claramente a los grupos supremacistas y milicias que atacaron algunas manifestaciones.
Biden dijo estar «completamente en contra de desfinanciar a las policías» -como se pide en las protestas- y, mientras reconoció que «existe un racismo sistémico en el país», aseguró que «la mayoría de los policías son buenas personas, pero hay algunas manzanas podridas».
Trump, por su parte, acusó a su rival de estar «en contra de la ley y el orden» y planteó una escalada de violencia unilateral por parte de los manifestantes: «Casi toda la violencia que veo viene de la izquierda.»
Ya hacia el final, Trump intentó esquivar las preguntas sobre las evidencias científicas que demuestran el cambio climático: «Quiero agua y aire limpios y hermosos, pero no quiero destruir a las empresas. Por ejemplo, estamos plantando un millón de árboles.»
Biden, en tanto, defendió un giro a favor de las energías alternativas, pero aseguró que su programa no es el «New Deal verde», que impulsan los sectores más progresistas de su partido.
La noche concluyó con uno de los temas que más preocupan: la posibilidad de que el mandatario no reconozca una derrota en las urnas.
«Cuento con que la Corte Suprema cuente las boletas. esperemos no necesitarlo, pero cuento con ello porque podría ser una elección manipulada, un fraude», advirtió el mandatario, mientras Biden volvió a pedir que «todos voten de la mejor manera que puedan y quieran».