Empuje rosarino: Jóvenes apuestan a crecer con sus propios emprendimientos

Matías, Marcos, Natalí y Agostina son cuatro emprendedores de Rosario que llevan adelante sus negocios de zapatillas, cuadernos e indumentaria.

Durante el año pasado, y de manera virtual debido a la pandemia, se realizó una edición de «Impulsarte: Mi primer emprendimiento» en el que participaron jóvenes emprendedores y emprendedoras, entre ellos, Matías, Marcos, Natalí y Agostina, que además, accedieron a Capital semilla, un subidio municipal.

La directora de Juventudes, Andrea Nisnevich detalló que para la Dirección de Juventudes es un programa muy importante. “No solamente como propuesta en sí, que acompaña a los jóvenes emprendedores que tienen en marcha un proyecto o una idea, sino también porque nació en el peor momento de la pandemia, en mayo del 2020. Si bien la idea venía con anterioridad, la pandemia nos hizo acelerar los procesos de capacitación, porque la mayoría de estos jóvenes estaban en sus casas”, mencionó.

Sobre los resultados, destaca que fueron muy buenos y muy gratificantes. “Hubo más de dos mil quinientos inscriptos, más de mil doscientos chicos y chicas que cursaron y sesenta que llegaron a acceder al Capital Semilla. Hay que seguir pensando en el camino del emprendedurismo, de autonomía y de empoderamiento de las juventudes”, agregó.

Emprendimientos bien rosarinos

Marcos Ríos tiene 26 años y es socio junto a Matías Pendino del emprendimiento local, Sealand Argentina, en el que realizan la fabricación y distribución de zapatillas, principalmente para mujeres. En un galpón ubicado en el distrito Oeste se encuentra su oficina y el taller en el que ellos mismos producen. “Adquirimos la marca junto al taller a principios de 2020, cuando el anterior titular quiso desprenderse y ahí surgió la posibilidad de renovar este proyecto con mucho entusiasmo y muchas ganas”, cuenta Marcos.

“Cuando nos hicimos cargo de la marca y de la producción, a unos pocos días, llegó el primer aislamiento y por supuesto el contexto fue totalmente distinto al que pensamos que íbamos a encarar. Tuvo cosas negativas pero también positivas en cuanto al aprendizaje ya que tuvimos que adaptarnos en un 100% a la situación que estábamos viviendo. Por suerte seguimos con la estructura, seguimos trabajando, y vamos siempre por más”. Mientras Matías ordena las cajas agrega: “Nosotros en Sealand trabajamos de manera cooperativa, hacemos un poco de todo”.

Natalí Delgado tiene 33 años y un emprendimiento que se llama Bifrost, en el que se dedica a hacer agendas personalizadas, cuadernos pediátricos y libros de vida. “Los cuadernos están bien enfocados en facilitar la vida de las mamás. No es solo importante para una que es mamá y le agarra la nostalgia sino también para cuando el niño sea más grande poder leerlo juntos”.

Sobre cómo surgió el emprendimiento, Natalí cuenta que fue en un momento bastante crítico de su vida. “Básicamente estaba en la lona. Vivía sola con mi hijo, mantenía la casa sola con mi hijo y un perro, básicamente no tenía cómo salir a flote. Y mi esposo, que en ese momento era mi novio, me incentivó, me dijo que me la jugara. Como soy diseñadora gráfica empecé a investigar y encontré que los cuadernos pediátricos no eran conocidos, de hecho en Rosario no había. Además, siendo mamá empecé a volcar todo lo que sentía que me podía haber servido cuando mi hijo era más chiquito. Aprendí a hacer técnicas de scrapbook, sin perder la idea de que sea personalizado, que es lo que más me gusta”.

Agostina Castellani tiene 32 años y es dueña de la marca de ropa Antipop. “Es una marca de indumentaria, que empezó como una marca de accesorios de moda porque tenía un trabajo de lunes a viernes de nueve horas y hacía lo que podía. La idea inicial era poder llegar a la ropa y a la indumentaria, y se fue desarrollando poco a poco”. Agostina resalta que es una marca que propone el slow fashion, una forma de trabajo a pedido y que trabaja con otras personas emprendedoras locales.

“En algún punto si algo puedo sacar de positivo de la pandemia dentro del escenario horrible, es que me animé a trabajar solo con el emprendimiento. Viví cinco años afuera y ahí comencé a cocinar la idea de la marca. Con la pandemia comencé a hacer más producción, desde barbijos, a prendas y conjuntos, me di cuenta que no me daba el tiempo para mantener mi otro trabajo y el emprendimiento. Tomé la decisión de renunciar a mi trabajo, hace un año, también después de haber participado de Impulsarte”.

Impulsarte: Mi primer emprendimiento

Sobre la capacitación, Marcos contó: “Nos enteramos de la capacitación a través de las redes sociales. Me pareció muy interesante y muy acoplable a nuestro proyecto. Con Mati decidimos encarar la capacitación sin saber muy bien qué era lo que nos iba a brindar y terminamos súper contentos con todo lo que fue el proceso. Además lo hicimos juntos y eso estuvo muy bueno. La verdad que nos brindó herramientas muy importantes, desde la concepción de un emprendimiento a pensarlo desde toda su funcionalidad”.

“Principalmente la herramienta que más me sirvió es el tema de la organización económica y toda esa rama. Además, accedimos al Capital Semilla y me parece genial. Nosotros principalmente lo usamos como una forma de capitalización porque con eso compramos materiales, materia prima que usamos para producir las zapatillas. Que desde el municipio nos ayuden a capitalizarnos, ya sea económicamente como también a base de información me parece genial y un excelente proyecto”, agrega.

Matías coincide con su socio en que Impulsarte les dio muchas herramientas. “Aprendimos de todo el nombre teórico, hacíamos cosas pero no sabían cómo se llamaban pero sí las hacíamos. Y muchas otras cosas no las sabíamos pero las fuimos aprendiendo. Incluso un día queríamos hacer un lanzamiento en las redes sociales y justo en la clase siguiente fue sobre ese tema así que nos ayudó mucho a organizarnos”.

Acerca de la experiencia de la capacitación, Natalí menciona que llegó en un momento crítico, en plena pandemia, cuando no sabía si sus cuadernos se seguirían vendiendo. “Fui creciendo de a poco, en el medio llegó la pandemia, en un año súper crítico, pero los bebés siguen naciendo y es un regalo lindo y práctico así que seguí vendiendo bastante esos productos. La capacitación me encantó. A mí me gusta mucho capacitarme y que viniera desde la Municipalidad, con una formación tan amplia, que tocara tantos temas distintos para los emprendedores me gustó mucho. Además de que se hablara sobre la igualdad de género dentro de lo que son los emprendimientos. A veces te conocen más por lo que hacés y no por quién sos, o quién es la persona que está detrás. Me gustó que se hablara de ese tema”.

“También trae otras posibilidades, de hacer contactos, me han llamado para participar en ferias, te abre muchas puertas. Además, me parece muy importante que sea una actividad gratuita”, detalla la emprendedora.

Por su parte, Agostina dice que a nivel creativo y de ideas no tiene problemas pero después a nivel organización y gestión le cuesta más. “La capacitación me sirvió para empezar a tener ciertas nociones y ordenarme a nivel administrativo y de gestión. A corto plazo me permitió ordenar el trabajo, con otras herramientas disponibles, y me dio pautas para ordenar la empresa, los recursos disponibles, pasar datos y sacar costos. A nivel subjetivo fue muy gratificante encontrarme con otras personas que están en la misma situación, compartir con otras personas y saber que lo que hago gusta y tiene su potencial de crecimiento”.

“Emprender es una forma de economía que es super necesaria y que se visibilice también. Me parece que es fundamental que se generen políticas públicas, que le presten atención, también con estos aportes económicos y permita que muchas personas tengan la posibilidad de desarrollar sus proyectos. El panorama es bastante complicado pero hay predisposición y muchas ganas de crecer en sus propios emprendimientos”, finaliza.

Metas y sueños

Matías cuenta que como emprendedor su sueño es poder tener su independencia financiera. “Todos los que trabajan en relación de dependencia saben que a veces no te gusta algo y yo siempre digo que si algo no te gusta tenés que hacer algo distinto para cambiarlo. Nuestra idea es que Sealand sea la marca rosarina de zapatillas. Queremos y creemos que podemos, porque tenemos un producto que le compite a cualquier marca en relación precio y calidad. Ir por la calle o sentarse en un bar y ver que las personas que se sientan usan Sealand, ese es nuestro objetivo”.

“Siendo madre podés organizar tus horarios, tus días, si surge un imprevisto sabés que podés manejar tus horarios. Esa es una ventaja enorme como mamá. Hay otras madres que tal vez por tema laboral no pueden estar tan presentes y la verdad que eso se valora. Aunque también tiene sus dificultades. A los chicos les cuesta entender que una está en la casa pero trabajando”, dice Natalí sobre tener su propio espacio de trabajo en su casa. Pero rescata que emprender significa trabajar por los sueños propios, luchar por lo que cada persona quiera. “A veces se torna difícil pero vos sabés que todo lo que estás haciendo lo hacés por vos, por tu hijo o por darle lo mejor a tu familia, si te fue mal, vas a buscar la manera de hacer las cosas mejor. Desde lo anímico se siente muy bien porque podés darte cuenta de tu propio crecimiento”.

Para Agostina emprender responde a su deseo. “Toda la vida quise tener algo propio. Además, me di cuenta que faltaba lo que yo quería, ropa con estilo, que incluya a todos los cuerpos, que sea diversa, y creo que fundamentalmente responde a eso, manejar mis propios tiempos y buscar ser feliz con lo que hago todos los días. El sustrato filosófico de Antipop es que las prendas que se confeccionan, a nivel de moldería y diseño no son súper complejas, pero lo distintivo es que tienen una impronta muy marcada, que intenta resaltar la belleza de todos los cuerpos, la inclusión y la comodidad. El sueño es seguir creciendo, mi deseo es que en un futuro pueda generar puestos de trabajo y que llegue a la mayor cantidad de gente posible”.

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