Cierre con condena en el duro caso de una joven violada en un robo

El penúltimo día de 2017 una adolescente fue víctima de un robo y posterior violación en zona sur. Un ladrón apenas dos años mayor que ella llegó hasta la casa de Presidente Quintana al 3400 donde la chica cuidaba a un familiar postrado y antes de marcharse la ultrajó. Por esa causa el muchacho cayó preso y fue a juicio. La semana pasada finalizó ese juicio en el que un tribunal condenó a Luciano F. de 19 años, a 10 años y 6 meses de prisión efectiva.

“Se le atribuyó el hecho ocurrido el 30 de diciembre del 2017 a las 5 aproximadamente en zona de Presidente Quintana al 3400 de Rosario cuando Luciano F. abusa sexualmente de una menor de edad y el imputado le sustrae distintos objetos de valor y se da a la fuga” fue la síntesis de la imputación. La Fiscal Carla Cerliani, de la Unidad de Delitos Contra la Integridad Sexual solicitó la pena de 14 años de prisión efectiva.

El acusado Luciano F. despareció de su casa familiar, a una distancia medida en kilómetros de la vivienda en la que estaba la menor al cuidado de su tía abuela, un día después de cometer el hecho. Así fue que se libró una orden de captura y fue detenido en Córdoba el 24 de enero de 2018. Una vez capturado y al ser mayor de edad fue detenido en una cárcel provincial y se cumplieron los pasos del proceso que desembocó en el juicio. Fue asistido por una defensa privada.

“La defensa privada aceptó el hecho de robo pero sostuvo que el abuso había sido consentido por la menor de edad. El argumento es que la adolescente le habría dicho al acusado que lo conocía por medio de una red social y que le gustaba. Toda esa argumentación cayó en el marco de los debates”, sostuvo la fiscal.

“Otra prueba usada por la defensa fue basarse en que la adolescente no tenía golpes ni lesiones en la zona genital y con eso esperaban justificar el hecho. Nosotros pudimos probar que no lo conocía ya que el imputado ni siquiera vivía en el barrio, entre otras cosas.”

El asunto de los golpes y la probable no resistencia de la adolescente fue por otros carriles. “El imputado ingresó a la casa cubierto con una toalla y una actitud más que amenazante. La ausencia de lesiones debe encuadrase en la situación de shock en que estaba la menor. Su tía abuela no podía hablar, por cuestiones de salud tenía problemas de habla y movilidad, y las amenazas eran durísimas. Muchas veces la defensa cree que por que no hay lesiones la violación es consentida pero pudo no haberse resistido ante el miedo a que la matara, que no haya desfloración ni golpes en la zona genital no implica consentimiento.” puntualizó Cerliani.

La menor pasó por un infierno durante estos dos años. “Atravesó períodos de depresión y días de llanto interminables. No terminó la secundaria, que hasta ese momento cursaba sin problemas. Este juicio pone un punto final a esta historia terrible para esta joven”, dijo la fiscal.

Los jueces María Isabel Más Varela, Ismael Manfrín y Carlos Leiva impusieron 10 años y medio de prisión. “La pena que le dieron está arriba del mínimo por robo y el tribunal evaluó que era una persona muy joven y sin antecedentes penales, con lo que estamos satisfechos”, dijo la fiscal. Durante todo el juicio el imputado siguió sosteniendo que la violación no fue tal sino un acto de mutua acuerdo.

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