A un año de los atentados en Israel, Medio Oriente se encamina a una guerra total
Un año transcurrió desde la masacre del 7 de octubre, cuando Hamás irrumpió en territorio israelí, primero asaltando una fiesta rave, y seguidamente varios kibutz. En su paso mató a 1.400 personas y 250 fueron secuestradas.
Desde el día siguiente, Hezbolá retomó su escalada contra Israel, lanzando cohetes hacia el otro lado de la frontera. Los cohetes fueron y vinieron casi a diario. Desde entonces, la guerra en la Franja de Gaza escaló al máximo, desplazando a un millón de palestinos. De acuerdo a la ONU, 41.500 personas murieron en este territorio. Israel estableció como objetivo eliminar a Hamás, y con ello sus túneles, armamento y miembros.
El 2024 presenció algunos de los hechos más resonantes. En abril, su líder Ismail Haniyeh fue asesinado en una residencia en Teherán, en donde se había hospedado para asistir a la asunción del presidente iraní Masud Pezeshkian. Israel logró penetrar en la Guardia Revolucionaria Iraní que custodiaba el lugar, y días antes, había atacado un anexo de la embajada de Irán en Damasco, donde murieron siete miembros de la Guardia Revolucionaria. Irán respondió atacando con misiles y drones dos bases aéreas israelíes.
El 17 de septiembre, una explosión masiva de beepers y walkie talkies sorprendió al mundo. Un golpe que Israel no admitió jamás, pero que dio cuenta de un entramado de inteligencia elaborado y complejo planeado durante meses para que impactara en los miembros de Hezbollah. El ataque dejó 16 muertos y más de 2.800 heridos, incluidos decenas de civiles.
Desde entonces, hubo ataques aéreos y localizados en Beirut y el sur de Líbano. El Ministerio de Salud libanés confirmó como resultado más de 1.000 fallecidos. Israel indicó que el objetivo era desmantelar la organización, su arsenal y su cúpula: ya eliminó a más de 16 dirigentes. El más importante, en el ataque del 25 de septiembre, que acabó con la vida de su líder Hassan Nasrallah y también de un general de la Guardia Revolucionaria Iraní.
¿Cómo impactó la guerra en el tablero mundial?
Los presidentes de Irán, Rusia, Venezuela, Cuba, Siria, Turquía, Líbano, Sudáfrica e Irak se solidarizaron con la organización terrorista por la muerte de su líder. Israel mantiene a su lado a máximo aliado histórico: Estados Unidos. Joe Biden reiteró que “el apoyo es total”. Lo que siguió es la incursión terrestre, que lleva ya más de dos semanas y que de acuerdo al Ejército israelí son “incursiones terrestres limitadas, localizadas y específicas contra objetivos e infraestructuras de Hezbollah, en el sur del Líbano”. Ya hay al menos un millón de desplazados y 240 mil personas huyeron a Siria.
El temor por la guerra total no puede ser más cierto. Hace casi una semana, Irán atacó Israel con 180 misiles balísticos y drones. Hubo un muerto en Jericó e Israel logró interceptar, con apoyo de Washington, la mayoría de los ataques. El premier israelí Benjamin Netanyahu consideró que este acto fue “un gran error” y aseguró que mantendrá la regla de que atacarán a quien los ataque. Por su parte, Irán advirtió que una represalia israelí será respondida de manera “aplastante y ruinosa”.
Israel se enfrenta a múltiples frentes, el desenlace de lo que pueda ocurrir con Irán, Hamás, Hezbolá, los hutíes de Yemén y las milicias iraquíes proiraníes todavía tiene un final abierto. Mientras, la comunidad internacional pide un alto al fuego urgente, pero Israel sostiene que la incursión durará, al menos, varias semanas.