La evaluación del Gobierno tras un mes de aislamiento y el desafío -de administrarlo.

Bajo la premisa de transitar el momento con «ética», el Presidente no considera el haber adoptado este rumbo «correcto» como un acierto personal sino que sostiene que actuó con «lógica cartesiana», con la virtud de haberse asesorado por los mejores médicos y científicos del país.

A un mes de la cuarentena para mitigar la propagación del coronavirus, el presidente Alberto Fernández evalúa en forma satisfactoria las medidas sanitarias que ya lograron aplanar la curva de contagios como así también las decisiones económicas adoptadas para amortiguar el impacto de la crisis, mientras se prepara para continuar con un aislamiento «administrado» para tratar de eludir un pico de infecciones, que ahora se estima para junio, y evitar así el colapso de los hospitales.

«Nuestra política funciona», remarca Fernández, y diferencia las medidas adoptadas por Argentina -con la declaración de una cuarentena temprana, de la que el lunes 20 se cumple un mes- respecto de países como Estados Unidos, Italia y España, que implementaron el aislamiento cuando la enfermedad «ya se había lanzado» sobre la población y ahora registran un pico de muertes.

El jefe de Estado insisteen sus últimas apariciones públicas que esos países «no hicieron la cuarentena con la dureza» con que la planteó Argentina, en referencia a que tempranamente se mandó a la población a recluirse en sus casas, se suspendieron las clases y todas las actividades laborales, salvo las esenciales que cumplen médicos, enfermeros y policías, entre otras.

Por eso, Fernández insiste en que la «experiencia argentina» -como llama a su plan- «está rindiendo frutos», aunque pide reiteradamente que no haya triunfalismos porque aún «estamos lejos de cantar victoria» y recuerda que los expertos infectólogos dicen que ahora el pico se trasladó a junio, lo que permite dar más tiempo a la organización de la red sanitaria.

Bajo la premisa de transitar el momento con «ética», el Presidente no considera el haber adoptado este rumbo «correcto» como un acierto personal sino que sostiene que actuó con «lógica cartesiana», con la virtud de haberse asesorado por los mejores médicos y científicos del país.

En la intimidad de Olivos, sostiene que gran parte del éxito se debe a la cuarentena «temprana» y el haber convencido a los argentinos de que -de un día para otro- debían quedarse en sus casas.

En los 30 días de aislamiento obligatorio, social y preventivo -iniciado el 20 de marzo-, el jefe de Estado decidió ocupar la centralidad de la comunicación de sus decisiones para afrontar la emergencia y se ocupó de transmitir, a través de numerosas entrevistas en los medios, el porqué de la necesidad de permanecer en los hogares, y cumplir a rajatabla con las medidas de higiene y el distanciamiento social.

Para convencer a la población, el jefe de Estado hizo uso de todo su bagaje de recursos de comunicador que adquirió en su trayectoria política, especialmente cuando fue jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y Cristina Fernández entre 2003 y 2008, y también de su experiencia como profesor de Derecho Penal en la UBA, como se lo vio al anunciar en la residencia de Olivos la actual fase de cuarentena, munido de gráficos estadísticos.

Una pata importante en la política que desplegó Fernández es que convocó a trabajar en conjunto a todos los gobernadores: personalmente o a través del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, el Presidente mantiene contacto permanente con los jefes políticos de los 24 distritos, a quienes tiene informados del día a día en la toma de medidas de la Casa Rosada y hay un ‘feed back’ constante; especialmente con Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta, los mandatarios de los dos distritos que concentran la mayor cantidad de casos.

Lo mismo hace con los intendentes, especialmente del Gran Buenos Aires- el área de mayor virulencia de la enfermedad-, con los cuales dialoga vía videoconferencia -como lo hace hoy desde Olivos-, telefónica y también en forma personal.

El jefe de Estado pergeñó un protocolo para la toma de decisiones: debajo de él, la conducción general la tiene su jefe de Gabinete, quien coordina las medidas de emergencia con los gobernadores, el equipo de Salud del ministro González García, y tiene a cargo la ejecución presupuestaria.

Cafiero, además, tiene a su cargo la elaboración de las normas legales para hacer cumplir la cuarenta y, también, las excepciones de las tareas consideradas «esenciales», labor en la que la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, es vital tanto en el asesoramiento a Fernández como en el diseño puntilloso de cada una de las resoluciones y decretos de necesidad y urgencia (DNU).

El jefe de Gabinete delega en su vice, Cecilia Todesca, la coordinación del equipo económico, que integran los ministros de Economía, Martín Guzmán; de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas; y de Trabajo; y los titulares del Banco Central, Miguel Pesce; y de la Afip, Mercedes Marcó del Pont.

Ese Gabinete -que desde diciembre se reunía los miércoles y ahora lo hace hasta dos veces por semana- desplegó una batería de medidas de apoyo a los sectores de la economía informal.

Un eje gravitante en la toma de decisiones que diseñó el jefe de Estado es el ministro González García, a quien Fernández llamó «comandante» en la última conferencia de prensa en la que anunció la extensión del aislamiento hasta el 26 de abril, una calificación que describe cabalmente que la conducción sanitaria se la confirió al experto sanitarista.

El Presidente tiene muy en cuenta la opinión del ministro como consejo final antes de la toma de cualquier decisión, y también escucha a la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, infectóloga de profesión, quien es la encargada de dar el contexto general en los informes públicos diarios de los pacientes contagiados, dados de alta y fallecidos.

González García tuvo la virtud de reunir en el comité de crisis a los mejores especialistas del país en epidemiología e infectología, quienes están vía Whatsapp a disposición del ministro y del Presidente, quienes los consultan a diario ante las novedades que se van produciendo frente a una desconocida enfermedad.

A su vez, ‘Wado’ de Pedro se encarga -junto con Cafiero- del diálogo constante con los gobernadores, a los que les mandó asistencia económica por 120 millones de pesos, y también tiene a su cargo el área de Migraciones, que controla las fronteras del país, actualmente cerradas; y en el marco de los preparativos sanitarios, se ocupó de acondicionar las instalaciones de Tecnópolis, donde levantó un hospital de campaña.

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